Publicado originalmente por Biblioteca de Chilenia en 2011, Narraciones Extravagantes tuvo una reedición 9 años después, esta vez de la mano de Cathartes Ediciones. En esta nueva versión, al libro se le agregó un capítulo: «El Fantasma de Murphy», junto con ilustraciones nuevas del mismo autor acompañando el inicio de cada capítulo.
El autor, Gonzalo Fernández Bastías (Concepción, 1985), mejor conocido como Tue Tue, es un nombre conocido en el submundo de la ciencia ficción chilena. Informático de profesión, y aficionado al dibujo, Tue Tue ha participado en distintas antologías. Es común verlo en eventos literarios, promocionando sus libros, y también sus fanzines. Tanto su prosa, como sus dibujos (e incluso su personalidad) tienen un estilo inconfundible, marcado por la ironía, el gore, la sátira y una sobredosis de cultura pop —sobre todo de dibujos animados—, lo cual se encuentra hábilmente condensado en este libro.
Monstruos cronenberguianos y lovecraftianos, de muchos tentáculos y cabezas sin ojos, en su mayoría acompañados de plot twist y aventuras dignas de Rick y Morty, caracterizan a los 39 cuentos de este libro, divididos en 5 secciones o capítulos, con su propia temática o hilo conductor. En todos ellos se aprecia la influencia de Lovecraft, Miguel Serrano, el ciberchamanismo baraditiano, y el sur de Chile con sus mitos y leyendas. Siempre el sur, con epicentro en Concepción y sus alrededores. Nunca más al norte de Chillán, salvo por las historias ambientadas en Santiago. De ahí que los ecos de la novela negra estén tan presentes aquí: detectives, PDIs, o gente que investiga misterios paranormales recorren con bastante frecuencia las calles abrazadoras y sombrías de la capital del sur y la capital oficial de Chile, enfrentándose a personajes decadentes y monstruos salidos de la alcantarilla. Ni hablar de Quemadura. El antihéroe por antonomasia de este universo.
Las 5 secciones son: «Meta-parapsicología», sobre cuentos en los que irrumpen sorpresivamente monstruos indescriptibles, inenarrables e inconmensurables; «Introspecciones», la sección de relatos más breve de todas, la cual se centra en problemas de mentales y la percepción de la realidad; «Conspiraciones y secretos»: Relatos de misterios caracterizados por la mitología mapuche y el folklore chileno; «El fantasma de Murphy»: capítulo nuevo donde el protagonista es una entidad fantasmagórica que se alimentan de las emociones negativas de la gente; y «Sociedad Enferma», que son los cuentos menos fantásticos de todos, donde se tocan temáticas como el movimiento estudiantil del 2011, las protestas por una educación gratuita y de calidad, la represión de Carabineros, e incluso el feminismo. Un final catastrófico y distópico orquestado por Quemadura viene a cerrar una visión decadentista de la sociedad enferma que satiriza el autor.

Este último capítulo es premonitorio en muchos sentidos. Estamos ante un libro que es hijo de la época en que fue escrito. Un 2011 marcado por las protestas estudiantiles, y un fandom donde los nombres de Baradit y Ortega eran protagonistas, y donde las obsesiones de ambos autores (mitos y leyendas del sur chileno, Roswell, el esoterismo nazi, la energía vril, etc.) permearon a la obra de muchos de sus acólitos. Es muy sintomático que dicha década, la del 2011, haya terminado con un estallido social, con Ortega como uno de los escritores más leídos del país, y Baradit redactando una propuesta de nueva Constitución. En ese contexto, el libro fue reeditado en el momento justo: viene a cerrar un ciclo, marcando el inicio y el final de una década en que los chilenos vieron germinar y explotar a muchos de los monstruos y traumas tratados por ese pájaro de mal agüero que llaman Tue Tue.
Para entender la retorcida mente del autor, qué mejor que remitirnos a las palabras del inmortal Omar Vega (1958-2019), quien tuvo el honor de presentar el libro en su lanzamiento en el desaparecido Café Comics de Manuel Montt, allá por agosto del 2012 (ad portas de que se acabara el mundo). De acuerdo al fallecido Vega, lo primero que le llamó la atención, fue que debajo de la foto del autor, en el libro, se podía leer: sigue buscando cuál será su cara definitiva, que construye diariamente, esa que represente cada una de las personalidades que padece este extraño sujeto que soy yo…
Ante esta declaración, Vega confesaba en su reseña, que:
Eso es raro, pensé, e imperdonable si el seudónimo fuese alguien de mi generación, pero de inmediato vi que había nacido en 1985. Ah… un joven —pensé— en busca de su destino, ya se le pasará. Pero la explicación surgió de inmediato al ver que era Ingeniero Civil en Informática, pues, al ser yo mismo informático, puedo dar fe que jamás he visto a nadie cuerdo que trabaje en tecnologías de la información.
Basta con hacer foco en el protagonista de la última sección del libro: Quemadura, el primo penquista del Comandante Proxy. Una versión sureña del Dr. Peyton Westlake/Darkman, con bastas referencias al Doctor Mortis. Si bien no es científico, tiene el poder y las influencias para poner a los políticos en aprietos, e incluso causar él mismo un estallido social, cual Joker, a punta de secuestros, torturas, y los más indescriptibles crímenes de sangre. Dicho personaje incluso contó con su propio cortometraje, Quemadura (2012), con guion del mismo Fernández, y realizado por la productora Humano Ideas y la Escuela de Comunicación Audiovisual del Duoc UC de Concepción. Tue Tue también participó de la producción como actor con un pequeño personaje: de pastor evangélico.
Pareciera ser ya una tradición de todo escritor de ciencia ficción chilena de principios del siglo XXI: crear un personaje recurrente en su trabajo, que éste explore nuevos formatos, generalmente audiovisual o cómic, y que el mismo autor tenga un cameo junto a su personaje. Baradit tiene varias apariciones caracterizado como el Comandante Proxy, desde la película Noche (2017) al mockumental de Policía del Karma (ambos de Inti Carrizo-Ortiz); Francisco Ortega interpretó al doctor Elías Miele en una fugaz aparición en la taquillera Sin Filtro (2015), e incluso hizo un cameo como él mismo en la novela gráfica Leviatán (2020). Fernández, por su parte, tiene a su haber el corto Quemadura y varios fanzines donde ha figurado el personaje homónimo.
En suma, hoy muchos de esos cuentos pueden leerse como si hubiesen sido escritos el año pasado, lo que habla de un libro que envejeció bastante bien. No solo eso, más de un relato ya no parece tan fantástico como muchos percibimos en 2011. Algunos son extremadamente cortos, y dejan sabor a prescindibles, pero sirven para recrear bastante bien la atmósfera de blogs y foros en que muchos autores de esa generación se iniciaron. Otros relatos, en tanto, tienen un ritmo y un remate digno de la Dimensión Desconocida.
Narraciones Extravagantes es un libro merecidamente reeditado, y un gran exponente de la que es posiblemente la Segunda Edad de Oro de la ciencia ficción chilena, esa que inició en 2005 con la publicación de Ygdrasil y de la antología Años Luz de Marcelo Novoa, y que derivó en la fundación de distintas editoriales (pequeñas y medianas) dedicadas exclusivamente a la fantasía y ciencia ficción chilena. Este libro logra surfear dignamente toda esa oleada de creatividad artístico-literaria y explosión política-social de fondo, e incluso se da el tiempo de homenajear a los próceres. No en vano esta reedición parte con una dedicatoria a Omar Vega, el último de los Grandes.
Escobedo, D. – Equipo Cronn

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