El monstruo bajo la lluvia

Por Luis Saavedra Vargas.

Publicado originalmente en Calabozo del Androide #0, Mayo, 2003.

La figura permanece solitaria y arrasada en la viñeta. Tiene unos ojos más grandes que lo habitual para demostrar la fragilidad de su silueta recortada contra el fondo lluvioso, mientras camina a través del pantano. Se sabe sin redención, aunque se permita un último acto de esperanza, el que cree lo llevará de regreso a una antigua vida junto a una mujer, con un final predecible pero no menos trágico. Porque Alex Olsen tuvo una vida anterior a esa asquerosa que ahora lleva, junto a Linda, la hermosa y devota esposa, que le hacía más llevadera la ajetreada vida de la joven promesa de la ciencia que era, y a su traicionero compañero de profesión Damian Ridge, conformando, sin quererlo, un triángulo amoroso. Todas figuras fatídicas, destinadas a muertes anunciadas y azarosas. Pura tragedia.

Ahora todos conocen Swamp Thing (La Cosa del Pantano), el título que años antes del sello Vertigo de la editorial DC Comics, ya constituía por sí solo gran parte del género de terror en la historieta norteamericana de los 1980’s, llevada magistralmente de la mano por Alan Moore. Me refiero a SAGA OF THE SWAMP THING, en la que se alcanzan cotas de originalidad que difícilmente se han vuelto a repetir, y no es extraño dado que Moore debe ser el mejor guionista vivo de la historia del cómic. Pero esta criatura no se remonta a la época gloriosa de Moore, sino un poco más atrás. La viñeta rezuma humedad en un ambiente en que el pantano es ominoso y envuelve, cómplice, todo tipo de terrores. La perspectiva inclinada está usada inteligentemente para recalcar la atmósfera alienada y suspendida en la fatalidad, mientras el mundo parece un caos que no viene solamente de factores climáticos. Aquí, lejos de todo contacto cálido y humano sólo la monstruosidad sobrevive, lo que, hacia el final, en la práctica, sucede. El trazo grueso pero efectivo remarca la psiquis desencajada de un hombre que, no sabe cómo, le han dado una segunda oportunidad engañosa y burlesca. Es un drama a todas luces, un drama gótico con sus traiciones y medios tonos, donde siempre se sabe qué va a suceder, pero lo cual no importa, nos gusta sufrir de una forma estética y afectada.

No obstante que Alan Moore es a la Cosa del Pantano lo que Grant Morrison representa a los New X-Men, el origen no lo escribe su mano, sino que lo realizan dos veteranos de esos que pueden producir una diversidad de géneros con destreza, limpieza y rapidez. La original Cosa del Pantano aparece en el número 92 de la revista House of Secrets (junio-julio de 1971) de DC Comics, que contenía una historia de 8 páginas sobre un ser musgoso que se levantaba del pantano para cobrar venganza sobre su asesino. Casi al mismo tiempo debutaba en la editorial rival, Marvel Comics, el personaje Man-Thing, creado por Roy Thomas, con muchas de las características que hacen pensar en un plagio, aunque de autorías bien podría reclamar el derecho para sí una oscura, pero con fuertes reminiscencias, creación de Hillman Periodicals llamada The Heap, que aparecía en las últimas páginas de Airboy y Air Fighters Comics, en 1942-53. Mas en ese momento el concepto parecía tan original y fresco que la gente lo recibió con bastante apoyo, tanto como para pensar en sacar una serie regular un año más tarde.

Esta Cosa en la viñeta tiene una marcada diferencia con la de Alan Moore, ya que aquella era, luego se descubrió, un elemental de la tierra, un ser que se alza por sobre todo lo humano, ya que se desliga de ese pasado de hombre pasional que le atormentaba. En cambio, aquí vemos una patética figura primigenia, desprovista de toda la complejidad que luego veremos. Ni siquiera llevan la memoria de los mismos hombres, dado que este es Alex Olsen –el otro, también científico, es Alec Holland–, a principios del siglo industrial y de la ciencia aberrante. Ciencia que se confabula con la magia natural para dar a luz una criatura frankensteiniana, que nos dice que el maridaje es puramente artificio y destinado al fracaso. Alex Olsen mira tras esos ojos, aún recuerda a su Linda Olsen en sus brazos, bajo la atenta mirada inyectada en celos de Damian Ridge. Recuerda la explosión en el laboratorio y cómo su “amigo” lo lleva agonizante al pantano para abandonarlo. De vuelta a la lluvia, ahora ve que las cosas han cambiado un poco, no son abrazos suyos sino los de Damian los que acunan a la señora Olsen Ridge. Traído del lado ciego de la muerte sólo para desear estar ciego.

Culpable de haber creado a ese energúmeno que es Wolverine y co-creado a Colossus, ambos Hombres-X, Len Wein ha tenido una carrera larguísima como guionista y editor de una innumerable cantidad de personajes de DC y Marvel, principalmente, pero aquí se luce como un creador de atmósferas torturadas y sin esperanzas, que minan toda posibilidad de redención. La forma es el monólogo interior de los personajes con retazos de diálogos que le sacan el jugo a una historia de venganza sin complicaciones, que podría haber naufragado en otras manos. «Sólo el pantano es comprensivo conmigo… Sólo el pantano me quiere», es la oscura conclusión que Wein le ha hecho comprender a Alec, luego de un clímax en que la victoria pírrica es el concepto que más encaja. Len Wein se aplica y nos parece natural entrar en esa cabeza que no recuerda cómo es que está vivo, pero que si ha hecho de la imagen de su amada la razón para continuar hasta el momento; por supuesto, Wein no es Moore, pero el tono, el ritmo y la estructura general encajan en esta pequeña joya de la narrativa corta. En la parte visual está Berni Wrightson, un gran estilista y virtuoso del pincel, que ha hecho de lo macabro una profesión gráfica, especialmente con sus trabajos durante los 1970’s y 1980’s con obras señeras como Freak Show y las ilustraciones para el libro Frankenstein para la editorial Warren, donde se fogueó en esto del miedo, el mismo miedo que bien dibujó en la cara de Batman en Batman: El Culto. Luces y sombras bien distribuidas fueron todo lo que hicieron falta en la Cosa del Pantano, en la narrativa condensada de Berni. Hay perspectivas desoladas, con la sensación que una terrible fatalidad pende sobre los personajes, que se mueven aparatosos, victorianos, que vemos también en las historias de horror de Warren. Tiempo después, luego de una decena exitosa de la serie de The Swamp Thing, con otro protagonista, Wrightson y Wein se retiran, cansados de poner a la Cosa contra fantasmales presencias, hombres lobos y monstruos de todo tipo como Batman. En manos de otros, la serie languideció agonizante hasta que Len Wein propone, en 1984, a un inglés de barba hirsuta que arrastraría al personaje a su más gloriosa era.

La tragedia no es tanto el monstruosismo que se ve sino el horror de un hombre sensible atrapado en un cuerpo monstruoso, consciente de su condición y del hecho que ya no queda nada para él fuera del pantano. Su actitud es la de un mero espectador en la lluvia, como la de un niño sin hogar viendo gente que cena, en Navidad. ¿Se puede sentir algo más que desprecio por sí mismo? Al menos, agradece que los espejos de agua en el pantano son turbios… Ser espectador es cómodo pero impotente, «(…) sigo moviéndome…», dice, pero lo que no sabe es que su irrupción en la mansión sólo será el primer episodio de una vida llena de dolor y pasión, en las páginas de La Cosa del Pantano, pero como nos gusta sufrir a través del otro, eso nos viene muy bien.

Ficha técnica: Len Wein (Guionista), Berni Wrightson (dibujante), Joe Orlando (editor EE.UU.), Dunia Gras (Traducción), Fernando Miranda (Rotulación). Edición Original: House of Secrets Nro. 92 (junio-julio de 1971), 8 páginas. DC Comics. EE.UU. Edición en Castellano: La Cosa del Pantano Nro. 2 (Miniserie de 4 números, 1988), 36 páginas. Ediciones Zinco. España. 2da. viñeta, a la derecha, de la página 4 (29 en la edición española).

Equipo Cronn

[Imagen de portada pertenece a DC comics]

Publicado por ALCIFF

Asociación de Literatura de Ciencia Ficción y Fantástica Chilena. Fundada el año 2017.

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