Cuando Pilato se opuso (1971), es una antología de diecisiete cuentos de ciencia ficción y fantasía que recopila cuentos escritos entre 1959 y 1968 del escritor chileno Hugo Correa (1926-2008). La colección fue reeditada en 2016 por Alfaguara junto con Los Títeres, con una bellísima portada de Carlos Eulefi (el mismo detrás de la ilustración de Los Altísimos).
Esta colección nos transporta a los insólitos años sesentas, época en que el miedo a la guerra nuclear, a los totalitarismos, y los misterios del cada vez más cercano espacio profundo le quitaban el sueño a la humanidad. Cual Rod Serling, Correa nos deleita con historias marcadas por giros espeluznantes dignos de La Dimensión Desconocida o de Galería Nocturna. Algunos muy breves, que no tienen nada que envidiar a Fredric Brown, y otros largos y con muchos y complejos personajes, equiparables en calidad a George R.R. Martin.
Su obra es completísima, abarcando una enorme variedad de tópicos, escenarios y tramas. Desde las más criollas, a la Space Opera más avezada. Oriundo de Curepto (séptima región), el autor muestra una enorme sensibilidad para describir los paisajes campestres chilenos, y con la misma pluma delinea poéticamente un escenario lunar, marciano o postapocalíptico.
Hábilmente Correa se mete en el Chile profundo, en una época previa a la reforma agraria, en que el cuarenta por ciento de los chilenos aún vive en el campo, y hace a sus habitantes enfrentarse a platillos voladores y criaturas de otro planeta. Un choque de mundos narrado desde ambos puntos de vista, terrícolas y visitantes, construyendo magistralmente una trama que está a medio camino entre la leyenda campestre y una odisea espacial. Un horror cósmico con olor a Lovecraft, pero también a Bradbury (gran mentor de Correa), se respira en relatos como «La Furia» o «Asterión».
Sus cuentos lunares, «La esfera lunar» y «El ataque de los selenitas», son verdaderas reliquias. El autor auguró, erróneamente, que los rusos serían los primeros en pisar la luna. Detalle anacrónico que le da un toque hipster en retrospectiva. El caso de «La esfera lunar» es particular. El backstage de este cuento nos habla bastante de la época en que fue escrito: fue publicado por primera vez en el suplemento dominical del diario La Nación en 1959. Es una lástima que se haya perdido este espacio en los periódicos, verdadera escuela para muchos escritores. También da cuenta del extendido interés que existía en la época por la ciencia ficción: hacía sólo dos años que los soviéticos pusieron el Sputnik en órbita, y la carrera espacial apenas estaba empezando. Adicionalmente, Correa dedicó este cuento a Ray Bradbury, quien le abrió las puertas para publicar en Estados Unidos.
El cuento que le daba nombre a la antología original, «Cuando Pilato se opuso», es una aventura espacial digna de Star Trek, y de una de temática religiosa similar a The Final Frontier. Una nave espacial de nombre Tierra, cuyos miembros poseen apellidos de los más diversos orígenes -una auténtica Enterprise multirracial- aterriza en un planeta habitado por una primitiva especie conocida como los «dumis» -sí, seguramente es un juego de palabras. Correa hablaba muy bien inglés-, quienes llegan ante los terrícolas con la noticia de que han encontrado a un profeta que dice ser el hijo de Dios. Ante este escenario, el protagonista, el capitán Ortúzar, deberá tomar una trascendental decisión. No es el cuento más largo, y más de alguno dirá que no es el mejor de la antología, pero seguramente era el favorito personal del autor. Las temáticas religiosas serán una constante en su obra. De hecho en su novela inédita El valle de Luzbel (2015) desarrolla todas sus obsesiones teológicas.
Es al filo de la eternidad («Meccano») o del universo conocido, con la humanidad ya extinta («La campana») o en planetas imposibles («Alguien mora en el viento») donde el autor somete a sus personajes a experiencias existenciales extremas, donde preguntas como ¿dónde está dios? o ¿qué es el hombre? cobran especial relevancia. Arthur C. Clarke y Phillip K. Dick habrían encontrado la respuesta a muchas de esas preguntas en la obra de Correa. Un autor salido de la periferia de la periferia del mundo, y que se encumbró hasta lo más alto en un cohete que hace mucho traspasó la última frontera, y que ahora es uno con las estrellas.
Desde niño fue un ávido lector de libros de ciencia ficción y fantasía. Entre sus autores de referencia están Isaac Asimov, H.P. Lovecraft, Hugo Correa, Jorge Baradit, Francisco Ortega y Carlos Basso. Ha publicado cuentos y artículos de ciencia ficción y fantasía en los sitios Tau Zero, Sitio de Ciencia Ficción, Chilenia: Ucrónicas de la República y Chile del Terror, entre otros. Ha publicado un libro de cuentos titulado Chile Mutante (Biblioteca de Chilenia, 2019), donde cultiva varias de sus obsesiones, entre ellas la historia de Chile, las ucronías, el horror cósmico lovecraftiano y la ciencia ficción dura.