Si bien el desarrollo de la ciencia ficción chilena no es un fenómeno de los nuevos tiempos, aunque claramente durante la primera década del nuevo milenio ha tenido un fuerte auge debido a la producción literaria de Jorge Baradit, Álvaro Bisama, Francisco Ortega, entre otros; se hace necesario destacar los orígenes de este estilo en nuestro país desde Alberto Edwards, Hugo Correa; pasando por Elena Aldunate, Antoine Montagne, Sergio Meier, Néstor Flores; hasta llegar a los autores antes mencionados (1).
Ahora bien, para desarrollar un análisis del libro Ygdrasil, de Jorge Baradit, bajo las premisas que caracterizan la ciencia ficción; se hace necesario determinarlas con el fin de sentar las bases necesarias para el desarrollo del análisis.
Como primer paso debemos intentar responder a la pregunta ¿qué es ciencia ficción? Lo cual, pese a que este estilo lleva más de 80 años de desarrollo, no ha sido definido de forma absoluta ni consensuada por estudiosos ni escritores; esto debido a que, en palabras de Tom Shippey, “la ciencia ficción es la literatura del cambio, y cambia mientras se está tratando de definirla” (2).
Sin embargo, no es estéril revisar alguna de las definiciones propuestas pues en ellas encontraremos elementos comunes que nos permitirán determinar las características de la ciencia ficción y algunas de sus divisiones desarrolladas durante los años.
En primer lugar expondremos la definición entregada por el escritor Norman Spinrad, quien plantea que “ciencia ficción es todo aquello que los editores publican bajo la etiqueta de ciencia ficción” (3). De lo cual se desprende una crítica al sistema editorial bajo criterios netamente económicos y no relacionados con lo literario. Para comprender mejor lo planteado por Spinrad es necesario remontarse a la primera mitad del siglo XX, donde la principal forma de difusión de la ciencia ficción era a través de revistas especializadas (4) y quienes decidían cuales textos publicar eran los editores.
Durante la segunda mitad del siglo pasado, comienzan las publicaciones de novelas de ciencia ficción con lo cual las publicaciones periódicas pierden terreno. Fundamentalmente estas novelas son frutos de fix-up (5) de relatos anteriormente publicados en revistas. En cuanto a la características de este estilo literario, se esbozan algunos elementos que permanecerán a lo largo de las generaciones así como se aprecian algunas ideas propias de una determinada época.
En cuanto a los elementos que variarán a través del tiempo, se aprecian los escenarios en los cuales se desenvuelven las historias. Pasando desde los viajes interestelares donde se describen la tecnología utilizada, la creación de mundos o la explicación de las condiciones de vida en otros mundos, hasta en análisis social y psicológico de la humanidad en diferentes futuros.
Mientras que dentro de los elementos que se mantienen en el tiempo encontramos la capacidad de este estilo para analizar y proyectar los posibles cambios provocados por los avances tecnológicos en la humanidad. Si bien inicialmente se relacionaba fundamentalmente con la ciencia y las consecuencias de su avance; durante la década de los 1960s, surge dentro de la ciencia ficción el movimiento denominado New Wave, comienzan a ampliarse los campos de proyección entrando en terrenos como la antropología, sociología, psicología amalgamados con los temas científicos.
Sin desmedro de lo anterior, es necesario establecer que este tipo de literatura no busca establecer una verdad científica, sino “analizar las consecuencias que los cambios y descubrimientos científicos y tecnológicos producen o van a producir en los individuos y las organizaciones sociales” (6). Ahora bien, el trato de temas estrictamente científicos; fundamentalmente la física, química y la biología; dentro de los relatos es denominada como ciencia ficción Hard (dura) que se desarrolla principalmente en las décadas 40 y 50. En contraposición a la ciencia ficción Hard encontramos, anteriormente denominada, New Wave o también clasificada como ciencia ficción Soft (blanca) (7) donde se incorporan las ciencias sociales a las temáticas propias de este tipo de literatura.
Dentro de la basta nomenclatura de estilos escriturales dentro de la ciencia ficción se hace necesario, para el presente análisis, una breve descripción de dos corrientes: ciberpunk y postciberpunk. La primera de ellas, surgida en los 1980 destacando la obra fundacional de movimiento: Neuromante, de William Gibson, se caracteriza porque “muestran una sociedad en el futuro inmediato (generalmente mediado o finalizado el siglo XXI), en la que el predominio de la informática y la tecnología cibernética es abrumador. Los personajes suelen ser seres marginales de los bajos fondos de las nuevas megalópolis del futuro, y la estructura narrativa está basada en la clásica novela negra al estilo de las que hicieran famosos a Dashiell Hammett y Raymond Chandler. Los personajes suelen disponer de implantes cerebrales que les permiten la conexión directa a las redes de ordenadores(…)” (8). La diferencia que establece el postciberpunk es que los personajes de este estilo luchan por mejorar las condiciones sociales o al menos para proteger el status quo, a diferencia del primer estilo en donde los personajes son abrumados por una sociedad controlada por grandes corporaciones de nivel mundial.
En cuanto a la novela Ygdrasil narra las peripecias de Mariana, una sicaria chilena que habita en los bajos fondos de la megalópolis de Ciudad de México, envuelta en una investigación no oficial del gobierno mexicano que la llevará a involucrarse con la nación-corporación Chrysler, un culto político-religioso y una conspiración cósmica para derrocar a Dios. Lo anterior en una realidad donde la biotecnología, la realidad virtual, la violencia, las referencias al esoterismo y elementos espirituales se mezclan para formar un sincretismo novedoso dentro de las temáticas de la ciencia ficción, el cual ha sido calificado como ciber chamanismo.
Si consideramos, junto a lo descrito anteriormente, la definición de ciencia ficción entregada por Judith Merril quien acepta y emplea la sigla “s-f” (science-fiction) haciendo la salvedad de que la “S” puede significar tanto “ciencia”(science) como “especulación”(speculation) y la “F” abarca tanto “ficción”(fiction) como “fantasía”(fantasy) o “hechos”(facts) (9). Podemos determinar los elementos que permiten la clasificación de la novela Ygdrasil dentro de la ciencia ficción a través del análisis más allá de la clasificación propuesta por el editor Miquel Barceló.
La tecnología presentada en el desarrollo de la obra se caracteriza por la especulación en base a los elementos existentes actualmente principalmente en el campo de la informática con la innovación de incluir elementos no tradicionales dentro de este campo. La inclusión de conceptos propios de disciplinas espirituales como el budismo e hinduismo, como los mantras o mandalas en código binario dentro de la programación computacional, cruzan la obra así como tópicos del esoterismo o referencias a la tradición judeo-cristiana, como lo son los cálculo cabalísticos o el hilo de plata que une el alma y el cuerpo con una clara referencia bíblica; complementan los posibles avances tecnológicos creando un sincretismo en el cual las creencias no científicas son aceptadas y utilizadas como parte de la realidad concreta con la misma validez que el conocimiento racionalista.
Ramírez no desvió la vista de un teclado-ouija de fabricación reciente (…)
—Seguramente algo horrible. Esa gente busca destruir el cuerpo, pero también inutilizar el espíritu —murmuró Ramírez, tecleando la ouija con nerviosismo—. Si conseguimos rastrear sus residuos en el plano astral, probablemente veremos las condiciones desastrosas en que dejaron su esencia —sonrió—. Un guiñapo desmoronándose como una figura de barro seco. El problema es que (…) (10)
—Tenemos un médium instalado veinte metros bajo tierra en el Yucatán, justo en el meridiano de acupuntura terrestre sobre el que ustedes operarán. En este momento está tomando posición dentro de tu cráneo el espíritu de Günther Diethardt, un operador de radio caído en el asalto a Stalingrado, durante la segunda guerra mundial. (11)
Además encontramos la inclusión de la biotecnología, definida como la mezcla de elementos tecnológicos con componentes biológicos como los cyborgs descritos en la ciencia ficción, que van desde edificios conscientes como el del Banco de México en el cual se infiltra la protagonista, hasta el desarrollo de equipos computacionales:
La médula, de ocho metros de diámetro, se extendía por toda la edificación conectando los pisos y coordinando todas la funciones biológicas y administrativas de la empresa. Era el sistema neurovegetativo de una nueva generación de edificios vivos, monstruosas neuronas de exoesqueleto metálico llamadas colmenas. (12)
La intranet de la Chrysler es de naturaleza biológica. Toda la información se transmite de manera química. Los códigos y lenguajes son cadenas de ADN transmitidas a través de virus y distribuidas por torrentes de fluidos neurotransmisores, cables de mielina, axones de medusa, ósmosis y diferencias de carga en redes de nervios sintéticos. De eso está hecho el hardware. (13)
La interfaz gráfica al navegar por las redes de información también presenta un cambio respecto de la tecnología actual pues, si bien en la actualidad se ingresa a las redes a través de lo que vemos en las pantallas de los computadores, en el mundo narrado por Baradit los personajes ingresan a la red en un nivel de conciencia planteándose esta interfaz como una realidad virtual en la cual las personas interactúan con los programas como si fuesen entes vivos.
El listado de archivos se despliega ante ella en el modo de un grupo de niños persiguiendo a un gatito. Cada niño es un proyecto. Sin embargo, Mariana llama al gatito, que dócilmente se deja tomar y acariciar.
—Tú eres el Ygdrasil, ¿no es verdad?
El animal ronronea y se remueve en sus brazos. Mariana le arranca la cabeza de un mordisco y mastica lentamente con los ojos cerrados; el sabor es amargo. La oscuridad tras sus párpados toma forma de mandalas informáticos, verdaderos cuantos de datos compactados que golpean su conciencia como luz estroboscópica. (14)
Si bien estas proyecciones tecnológicas no tienen relación con las investigaciones actuales, cabe recordar que dentro de los propósitos de la ciencia ficción no se encuentra el descubrir verdades científicas ni adelantos tecnológicos sino el preguntarse “¿qué pasaría si..?” en base a las proyecciones tecnológicas; esto influido, a partir del New Wave, por consideraciones relacionadas con las ciencias sociales.
En el caso de esta novela, la excesiva tecnologización de la humanidad se establece como una crítica a la dependencia actual de los elementos computacionales, representado con el proyecto denominado “empalme Rodríguez” que pretende robar las almas que fluyen hacia Dios para integrarlas a computadores de última generación como parte de su hardware. Esta esclavización de almas simboliza la penetración de los dispositivos computacionales en la sociedad hiperconectada de hoy donde las nuevas generaciones pasan gran parte de su tiempo frente a sus computadores conectados a internet.
Además, producto de la tecnologización del mundo, se presenta la cosificación de los seres humanos ya que pasan a formar parte de de las redes computacionales como hardware o como parte de la interfaz de navegación a fin de aprovechar sus capacidades neuronales y espirituales. Con lo cual se establece que el valor de la vida ha disminuido en pos del trabajo así como la eliminación del individuo al ser el sistema más importante que el ser.
La subcarpeta “prototipos”, a la que entró en primer lugar, estaba repleta de mecanismos y aparatos que incluían a humanos vivos insertos entre sus formas, los que compartían sus funciones neurobiológicas y eran penetrados por organismos electrónicos a través de los ojos, oídos y columna vertebral. (15)
Seis horas diarias pasaban los operarios en el trance extático de la navegación y la mescallina, insertos como piezas vivas dentro del sistema de conectividad de la Chrysler. Distinto era el caso de los empleados contratados, generalmente trabajadores de elite entrenados durante años por empresas especializadas. A estos técnicos se les conectaba intensivamente durante seis meses a ritmos extremos y par tareas de altísima complejidad; luego eran dados de baja con un sueldo de por vida, más todas las cirugías reconstructivas y los tratamiento psiquiátricos que fueran necesarios (…)
Los trabajadores nacidos en el complejo industrial le dedicaban todas sus fuerzas hasta el momento mismo de su muerte – que ocurría como promedio a los treinta y cinco años -, y nada podían hacer por reclamar mejores condiciones. (16)
Otro elemento que simboliza la pérdida de la voluntad frente a la tecnología son los llamados “tontos”, humanos a quienes se les ha freído el cerebro y sacado los ojos para disponer en sus cuencas dispositivos para el almacenamiento de datos. Estos seres son controlados psíquicamente a distancia y utilizados como fuerza de choque en las batallas. Similar suerte corren los “lautaros”, soldados alterados genéticamente e inoculados con anfetaminas y drogas para lograr un mejor rendimiento en el campo de batalla. En otro ámbito se describen a las “perras”, esclavas sexuales a las cuales se les amputan sus extremidades y se les inutiliza el cerebro.
La sociedad presentada en la obra se caracteriza por la presencia de grandes corporaciones grupos de poder que deciden el destino quienes están en sus filas sin mayores miramientos en cuanto al destino de los individuos. Así sucede con el gobierno, representado por Ramírez (Comandante) y Alvarado (Congresista); la Chrysler y su directorio; la sección 14, dentro de la Chrysler y su líder político-religioso: el Imbunche; El Selknam, parte de las fuerzas divinas; el Tangata Manu, quien forma parte del grupo disidente que planea derrocar a Dios.
Frente a estos grupos se enfrenta la protagonista, Mariana. Hija de una “perra” mantenida en un cuarto por un borracho, quien hará las veces de padre de Mariana a fin de que reemplace a su madre al tener la edad suficiente, sin embargo termina violándola en repetidas ocasiones. Finalmente Mariana lo asesina y comienza a vagar por el mundo hasta encontrar trabajo como sicaria en Ciudad de México. La protagonista vive en los bajos fondos con una fuerte adicción a la droga llamada “Maíz”. Las situaciones vividas por Mariana a través de la obra, junto a las características de los grupos de poder, reflejan una característica propia del ciberpunk. (17)
Tres elementos que difieren de los elementos del ciberpunk son, en primer lugar, los elementos espirituales dentro de la tecnología en una mezcla que sirve incluso para explicar el universo y su funcionamiento dando un giro a los avances tecnológicos pues no surgen del ingenio del hombre, sino de los designios de entes superiores. Así por ejemplo el Selknam explica a Mariana lo que ocurrirá ante un posible suicidio:
Cortar el sistema desde adentro induce a paradoja. Tu programación se bloquea, queda fijado a tu hardware y padece una semiexistencia anómala, sin fecha de caducidad. (18)
La mezcla de los elementos religiosos, esotéricos y espirituales parece, a primera impresión, un mero recurso estético para dar forma al mundo de la obra; sin embargo, dicha representación simboliza lo que actualmente sucede con las diferentes creencias en la realidad nacional donde se mezclan disciplinas espirituales como parte de la rutina diaria. Basta ver el auge de los tarotistas, místicos, terapias alternativas, clases de yoga, reiki y otras tendencias relacionadas con el espíritu que se mezclan con la religiosidad judeo-cristiana del país.
Un segundo elemento es la representación de la interfaz dentro de las redes computacionales pues no semejan ciudades ni entornos urbanos sino paisajes tradicionalmente asociados con Latinoamérica: el desierto mexicano, la selva tropical. La inclusión de la biotecnología también da un aspecto diferente semejante a la estética post-apocalíptica del ilustrador H. R. Giger o a los videos musicales de grupos de rock industrial (19). Lo cual aleja el desarrollo de la historia de los grandes centros urbanos de la cultura occidental, para esto debemos considerar que el territorio de la Chrysler se encuentra en medio del océano atlántico en aguas internacionales adquiridas por la corporación.
Un tercer elemento es la referencia a elementos mitológicos de diferentes culturas; comenzando con el título de la novela y su relación con la mitología nórdica. Pasando la alusión a personajes como el Tangata Manu (el hombre pájaro Rapa Nui), Ngnechén (el Dios de la creación para los mapuches), el imbunche (personaje de la mitología chilota), el Tonatiuh (Dios sol de la mitología mexicana). Además de la referencia a culturas de los pueblos originarios chilenos, como son la inclusión del Selknam que “son parte del sistema inmunológico del cosmos” (20) o el Kawésqar quien “escribe día y noche lo que ocurrirá en los siguientes cinco minutos.” (21)
Dentro de la novela encontramos otras referencias menores a la cultura pop de fin de siglos, además de las ya mencionadas en torno a Giger y la música industrial; y son en torno a la animación japonesa (Shaman King, Evangelion, Serial Experiments Lain). Así como a otras obras de ciencia ficción (Los Cantos de Hyperion, El pájaro de la Muerte, Conde Cero). Como parte del amalgama que plantea el autor a través de la historia representando como se mezclan, producto de la conectividad y el traspaso de la información de la época, los distintos elementos culturales desvaneciéndose la unicidad identitaria de cada cultura en pos del utilitarismo.
Finalmente podemos establecer que el sincretismo propuesto por Baradit entre tecnología y espiritualidad dan forma al ciberchamanismo, como ha sido catalogada su novela por el editor Miquel Barceló. Tomando algunos tópicos del ciberpunk como las características de la protagonista y la ultratecnologización de la sociedad además del avance desmedido de la informática y la producción tecnológica; así como también cumpliendo con el propósito de la ciencia ficción al especular acerca de las consecuencias del avance tecnológico en la sociedad y la psiquis humana, además de hacer una crítica a a religiosidad actual; además de tocar temas clásicos dentro de la ciencia ficción como lo son los universos paralelos, la existencia de seres superiores a los humanos, la perdida de la individualidad ante la tecnología, etc.
En definitiva, la novela se enmarca dentro de la ciencia ficción y, tomando en cuenta lo dicho por Shippey, al pertenecer a un estilo en constante cambio la obra propone un cambio al incluir elementos propios de las culturas latinoamericanas, así como la unión de elementos de la cultura pop de fines de silgo XX.
BIBLIOGRAFÍA.
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Baradit, Jorge. Ygdrasil. Ediciones B Chile S.A, 2007.
Barceló, Miquel. Ciencia Ficción Guía de Lectura. Ediciones B S.A, Barcelona. 1990.
Capanna, Pablo. El Sentido de la Ciencia-Ficción. Columba, Buenos Aires. 1966.
Novoa, Marcelo. Años Luz Mapa Estelar de la Ciencia Ficción en Chile. Puerto de Escape, Valparaíso. 2006.
(1) Novoa, Marcelo. Años Luz Mapa Estelar de la Ciencia Ficción en Chile. Puerto de Escape, Valparaíso. 2006.
(2) Barceló, Miquel. Ciencia Ficción Guía de Lectura. Ediciones B S.A, Barcelona. 1990. Pág. 43
(3) Ídem. Pág. 35
(4) The Magazine of Fantasy and Science Fiction (1949), Galaxy (1950), Astounding Science Fiction (1937), Amazing Stories, Astounding Stories of Super-Science (1930), entre otras.
(5) Novela creada por la unión de diversos relatos breves bajo una misma temática.
(6) Barceló, Miquel. Ídem. Pág. 37
(7) Barceló, Miquel. Ibídem.
(8) Barceló, Miquel. Ídem. Pág. 78
(9) Capanna, Pablo. El Sentido de la Ciencia-Ficción. Columba, Buenos Aires. 1966. Pág. 5.
(10) Baradit, Jorge. Ygdrasil. Ediciones B Chile S.A, 2007. Pág. 34.
(11) Ídem. Pág. 72.
(12) Ídem. Pág. 28.
(13) Ídem. Pág. 192.
(14) Baradit, Jorge. Ídem. Pág. 196.
(15) Baradit, Jorge. Ibídem. Pág. 118.
(16) Ídem. Pág. 78-79 Passim.
(17) Ver supra pág. 4.
(18) Baradit, Jorge. Ídem. Pág. 158.
(19) Nine Inchs Nails, White Zombi, Marilyn Manson.
(20) Baradit, Jorge. “Acerca de los Selknam”. En Tau Zero Especial N°5: Ygdrasil, Noviembre 2005.
(21) Baradit, Jorge. Ygdrasil. Pág. 86.