Especial aniversario ALCiFF: Ficcionautas Forever (1992-2002), por Roberto Alfaro

Con ocasión del segundo aniversario de nuestra asociación, ALCiFF, hemos querido invitar a diversas firmas que han sido relevantes en el desarrollo de los movimientos y organizaciones en la Historia de la Ciencia Ficción en Chile. Aquí nos brindarán su visión del momento histórico que les tocó vivir. ALCiFF no está excluida de la historia y entendemos que somos parte de una línea de circunstancias. Ofrecemos a los lectores estas piezas del rompecabezas que ayudarán a comprender mejor la ciencia ficción nacional.

En 1988, participaba con un grupo de amigos de las diferentes actividades que ofrecía el Centro Cultural Padre Mariano, localizado en la calle de mismo nombre en la comuna de Providencia. Allí realicé mi primera exposición y comencé como profesor de historieta. Es aquí que un año más tarde escuché por primera vez sobre SOCHIF (Sociedad Chilena de Fantasía y Ciencia Ficción). Fue entonces que pensé que sería interesante acercarse para ver la posibilidad de ilustrar alguna portada o libro de algún autor nacional y grande fue la sorpresa al descubrir que en realidad la mayoría eran personas mayores, que solamente disfrutaban de conversaciones, que discutían sobre algún autor determinado, veían algún video y se reunían de vez en cuando para un asado. Fue en aquel momento que realizaron una pequeña muestra con una serie de pinturas de Bernardo Pérez, acompañado de algunas charlas. Gracias a mis contactos en Padre Mariano pudimos hacer una siguiente versión más grande, y esto estimuló a los más jóvenes de la organización a seguir haciendo cosas, pero la mayoría de SOCHIF no estuvo de acuerdo. Solo querían estar tranquilos, a diferencia de Carlos Raúl Sepúlveda, presidente de la agrupación, quien nos dio su respaldo. De a poco, los jóvenes que participábamos de SOCHIF decidimos continuar adelante por nuestra cuenta, creando el Círculo Juvenil de Fantasía y Ciencia Ficción de Chile.

Sin perder lazos con Sepúlveda, empezamos a trabajar en un proyecto para crear una revista de historieta dedicada al género de ciencia ficción, naciendo el proyecto Oxígeno, a la que se convocó varios talentos, entre los que encontramos a Luis Castillo, uno de los buenos dibujantes nacionales que se perdió con el tiempo. Cada una de sus planchas dibujadas era una verdadera joya. También estaban Francisco Amores, Fyto Manga, Gabriel HuamánLuis Saavedra y René Weber. Con Carlos Raúl y quien escribe estas líneas nos surge la pregunta ¿Quién va hacerse cargo de ella?, y decidimos bautizar al grupo encargado de Oxígeno como Ficcionautas Asociados. Ficcionautas porque éramos navegantes de la ficción, nombre adaptado del filme “Jasón y los Argonautas”, y Asociados porque cada uno de los integrantes tenían sus propios talentos y manejaban distintas disciplinas, como Gabriel Huamán, encargado de la recreación de naves espaciales cinematográficas en maquetas. Antes de que nos diéramos cuenta nos habíamos desvinculado definitivamente de esta manera de SOCHIF.

Paralelamente a Oxígeno, con Ficcionautas empezamos a trabajar en una serie de eventos y charlas, convirtiéndonos con el paso del tiempo en una organización con vida propia. Los primeros fueron humildes en el Centro Cultural Padre Mariano, para desarrollar otros en paralelo en el Centro Cultural Santa Isabel, también de la comuna de Providencia. Ambos centros actualmente no existen.

Pero será en el Centro Cultural de España donde Ficcionautas comenzará con los recordados y verdaderos Encuentros de Ciencia Ficción y Fantasía, que marcaron toda una generación. Caldo de cultivo para el nacimiento de agrupaciones paralelas, amantes de series de televisión, películas, historietas, literatura, etc. Durante cinco años se reunió a expertos nacionales para que dictaran verdaderas clases magistrales del género fantástico, charlas que siempre se encontraban repletas de espectadores dispuestos a participar activamente, llegando a tal punto, que estar dentro del teatro del CCE era una verdadera caldera, en donde los olores corporales no tenían nada que envidiarle a los gimnasios. Todo esto en un momento que no era fácil conseguir información sobre ciertos temas, cuando ni Wikipedia ni Internet eran pan de cada día. Muchos de los charlistas tenían sus propias bibliotecas, por muy pequeñas que estas fueran, con muchas joyas y referencias, sin contar que estos creaban sus propios textos que no tenían nada que envidiar a un ensayo universitario. Sergio Meier, Moisés HassónPatricio Alfonso, Luis Saavedra, y varios otros fueron los responsables de sorprender a los asistentes.

Por su parte, Gabriel Huamán, encargado de réplicas, dioramas y trajes, no contaba con buenas referencias para poder hacer su trabajo, muchas veces solo se consiguió una foto de algún periódico o revista, cosa que no le impidió hacer algo sorprendente, como el primer traje de Darth Vader que desfiló por el CCE. Siendo el primer cosplay que tengamos referencia en nuestro país.

El financiamiento para poder sacar adelante cada evento era recaudado por aportes de los miembros de Ficcionautas, cada cual en la medida de su situación económica. Es René Weber quien postula a un incipiente FONDART los siguientes eventos, consiguiendo de esta manera los fondos para sacar adelante cada uno de estos. Sin que nos diéramos cuenta, estos encuentros se convirtieron en verdaderas bolas de nieve. Cada vez era más grandes y decidimos dividirnos el trabajo para poder desarrollarlos. Huamán se encargaría de reclutar a la gente para la confección de maquetas, Saavedra de las charlas literarias, Weber de la parte películas y, por mi parte, la muestra de historieta realizada especialmente para la ocasión. Nuestra credibilidad era tan alta que los medios siempre nos recibían con los brazos abiertos, desde periódicos, radio y televisión, a cuanto programa asistimos en vivo, donde recordamos más de una anécdota. “Cine Video” de TVN dedicó un programa completo sobre mi trabajo como historietista y miembro de Ficcionautas, cerrando con la confrontación Jedis vs Trekkies en el CCE.

Oxigeno finalmente salió en 1993, gracias a que pudimos juntar el dinero para pagar la impresión, descubriendo lo difícil que es mantener una revista mensual y que las ventas te sostengan. Necesitábamos auspiciadores y un sinfín de cosas más, que no teníamos en ese minuto. Es más, Oxígeno lo publicamos gracias a una triquiñuela, sugerida por Javier Ferreras, quien nos instó a que la publicáramos como un suplemento de su propia revista Bandido, para ahorrar un montón de trámites. Cosa que solo causó confusión en algunos que piensan hasta el día de hoy que Oxígeno era parte de Bandido. Con el paso del tiempo, dijimos que era preferible sacar un par de números más como especiales, ya que como revista mensual era imposible. Pasaron como tres años para retomar el proyecto, comenzamos un especial que era una serie de relatos cortos escritos y dibujados por mí y continuaríamos con uno de Luis Castillo. Aún estamos esperando que Castillo aparezca con sus dibujos.

El fin de los encuentros sucedió en 1996, año que no se obtuvo de ningún fondo concursable y que Luis Saavedra asumiría los costos de su realización, sin mencionar todo el esfuerzo colocado en cada detalle, las horas invertidas por Huamán en hacer una interesante muestra de maquetas y dioramas, la exposición de historietas preparada para la ocasión. Así como las charlas, que no fueron valoradas por los asistentes, que solo se agolpaban en el patio del CCE esperando que terminaran las charlas para entrar a ver la película o animé que vendría después, llegando a la desfachatez que muchos se acercaban a preguntar a qué hora terminaban de hablar. Esto hizo que en la mesa redonda de evaluación final del evento, nos quejáramos por la poca participación de los visitantes en ver todo lo realizado y no valorar a los expositores y charlistas, alguien del público muy suelto de cuerpo nos acusó de nazis al querer imponer lo que ellos debían hacer en el lugar y no darles libertad de elegir, cosa que Saavedra rebatió diciendo: “Estamos cansados de tirar diamantes a los cerdos”. En ese instante acordamos cesar los encuentros para siempre.

Durante los encuentros dimos una serie de galvanos a diferentes creadores, como Mario Igor, Óscar Vega, Javier Ferreras, Carlos Raúl Sepúlveda, Hugo Correa, y Mauricio Herrera, entre otros. Era nuestra manera de distinguir aquellas personas que se destacaron no solo por sus obras, sino por intentar innovar en el medio local. No se puede dejar de mencionar que, gracias a la credibilidad que teníamos, se nos pidió trasladar la muestra de cómics e ilustración de “El Tercer Encuentro de Ciencia Ficción y Fantasía”, a la 14º Feria Internacional del Libro de Santiago, al nivel de exposición de Tarjeta Joven de INJ, realizada en Estación Mapocho.

Pero el fin de los encuentros no nos detendría, continuaríamos con nuestros talleres de formación de nuevos talentos que marcha desde 1994, en la Casa Rotaria del Parque O’Higgins, perteneciente a Roterac, que inicié enseñando narrativa gráfica y pronto llevaría a Gabriel Huamán a establecer su taller de construcción de maquetas e imaginería cinematográfica. Luis Saavedra era el encargado del taller de literatura fantástica, donde formaba a nuevos talentos en la lectura, y fue por entonces que comenzó a realizar su propio fanzine. Estos tres talleres se convierten en base gravitante de todo. Mario Bustamante llegaría después a instruir sobre realización cinematográfica. Posteriormente conseguiríamos la personalidad jurídica, que nos permitió postular a distintos fondos municipales y otros, ganando algunos, para equipar nuestras instalaciones y realizar charlas en el propio parque.

Paralelamente, nuestros alumnos se convertían en una nueva generación de Ficcionautas, llegando inclusive a participar en la realización de diferentes eventos, entre los que encontramos partir de 1997: “La Trilogía de la Guerra de las Galaxias”, solicitado por DECOM (Dirección de Desarrollo Comunitario de la Ilustre Municipalidad de las Condes); “De Roswell a los X-Files”, el primer evento en torno a la afamada serie de televisión entrelazada con el fenómeno OVNI, donde se contó con la participación del destacado investigador nacional Jorge Anfruns Dumond -este de efectuó en el Teatro Apoquindo, el cúmulo de gente llegó a tal grado que se debió cerrar y acordonar el lugar, instalando en la calle sillas como una pantalla gigante para que pudieran ver lo que estaba sucediendo adentro. Un poco más modesto fue “El Ciclo de Series de T.V. de Ciencia Ficción”, para el Centro Cultural para la Juventud Padre Mariano. En 1998 nos tomamos el Centro Cultural Montecarmelo para realizar una actividad en torno a la saga cinematográfica Alien, llamada “Alien, Esperando la resurrección”, ya que calzaba con el estreno de su cuarta parte. También celebramos en el mismo lugar el primer encuentro en torno al último hijo de Kriptón, bajo el nombre “60 Años de una Leyenda: Superman”. En director del Centro Cultural Montecarmelo nos mencionó que estaba aburrido de realizar un ciclo de cine japonés con las mismas películas de Akira Kurosawa, así que le propusimos algo distinto: un ciclo de Kaiju Eiga, cosa que acepto gustoso.

En 1999 nos tomamos el Parque de los Dominicos para realizar al aire libre el evento “De Godzilla al Fenómeno Ovni”, que mezclaba el Kaiju Eiga japonés con una presentación de Rodrigo Fuenzalida, en un lugar repleto de curiosos.

La Secretaría del Gobierno de Chile nos invita en 2001 y 2002 a participar de la Fiesta de la Cultura, que se realizó a lo largo de la Región Metropolitana para acercar a la ciudadanía a la cultura y las artes. Por entonces, varios de los integrantes originales de Ficcionautas habían decidido desmarcarse de la agrupación para seguir su propio camino.

En el año 2002, el comodato otorgado por la Municipalidad de Santiago a Roterac fue cancelado, la Casa Rotaria pasa a transformarse en la bodega municipal. Los talleres de Ficcionautas se trasladan a la Corporación Ciudadanos en Acción, ubicada en Tomas Andrews 085, Providencia, Santiago, quienes acogieron con los brazos abiertos la iniciativa de los talleres, sobreviviendo historieta y literatura, este último a cargo esta vez de Yamila Huerta. Lamentablemente por la poca visión de quien administraba la casa de los Ciudadanos no se podía efectuar actividades pasadas las 19:00 horas, pues Rodrigo, alias el “Negro”, lo único que deseaba era irse rápidamente para su casa, ya que la cultura le importaba un soberano rábano.

La mística creativa y desbordante por parte de los participantes de los talleres Ficcionautas en la Casa Rotaria no se ha vuelto a repetir. Algunos han logrado en parte sus sueños de trabajar en el medio local o internacional, mientras que otros siguieron nuestros pasos al realizar sus propios eventos y actividades culturales en torno a lo fantástico.

Ficcionautas fue y es mucho más que un grupo de chicos que soñaban en publicar su propia revista, nos transformamos sin querer en los padres de todos los eventos y grupos existentes en la actualidad en Chile. Le guste a quien le guste, fuimos y somos el referente a seguir. Todo lo logramos a pulso, en un minuto donde no existía nada. Hoy con un solo clic consigues hasta lo inimaginable. Pero esta nueva generación es simplemente consumidora al paso, que se deja llevar con lo que está de moda, pero honestamente pienso que en algún lugar deben quedar soñadores, creadores, que aspiran algo más.

En 2020 regresaremos a casa, el Centro Cultural de España, para celebrar los 30 años de Ficcionautas, para recordar un tiempo que ya se fue y demostrar que seguimos vigentes, creando, enseñando y soñando, solo esperamos contagiar a aquellos que no se conforman con solo obtener todo con un simple clic.

Roberto Alfaro Vergara, 2019.

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