Por Daniel Maturana Caballero; equipo Cronn y director de ALCIFF.
ALCIFFCON 2022 fue una experiencia notable, donde compartimos saberes, quehaceres y varias hierbas más. Durante tres días, disfrutamos de paneles, sesiones académicas y momentos lúdicos que, en lo personal, fueron un aliciente suficiente para ir cerrando el año. Conocer en vivo a los alcifitties —que solo tenía la dicha de ver a través de una pantalla—, permitió extraer mejores experiencias en los conversatorios.
07:30: estaba partiendo de mi querido Rancagua (que existe, aunque demasiado diría yo). Llegué a las instalaciones centrales del magno evento pasado las 09:00 (homo chilensis) y apoyé en lo que pude; si eso significa saludar y acomodar un par de sillas.
Como primer día, había un nerviosismo normal sobre un evento de este tipo, con preocupaciones por la asistencia y el hecho de estar en un día laboral. Todo fue estupendo, con paneles bien discutidos y alta participación de ida y vuelta entre los asistentes. «Tú eres el Maturana», escuchaba por ahí, y ya que mi nombre de pila ha sufrido varios cambios, pude reivindicar mi existencia.
Me tocó participar de una mesa sobre cyberpunk y me sentí cómodo compartiendo con los otros panelistas. Tras un café conversado entremedio (kaffeeklatsch; y no es un kuchen), el viernes fue un día especial para conocer nuevos rostros y encontrar la fascinación de un evento que brotó por todos lados en la buena onda. También pude compartir con los integrantes de Cocaine Bear (ayayai) y con mi poder premonitorio cybertrónico, le pedí a Andrés Olave que me trajera al día siguiente su libro para adquirirlo con la firma… Resultó ganador del premio retro Altísimo (ahí quedaste, Yolanda Sultana).

Como no podía ser de otra forma, el día cerró con una cerveza conversada mientras volvíamos a la realidad de un calor santiaguino omnipotente. ¡Bendito aire acondicionado del lugar!

Llegué al hostal, casi al lado del lugar del evento, y en la soledad calurosa mientras combatía un ventilador gigantesco del techo, asumía junto a mis colegas directores la aproximación del segundo día, un sábado con mayor afluencia esperada… Estuvo increíble. Fue el día en que conocí al Olimpo con más detalle: Corona, Juri, Saavedra, Rosselot, Utreras, entre otros. También el día dos fue el debut de la jornada académica, a cargo de mi compañera y directora Claire Mercier. Todo resultó impecable, incluyendo rarezas, omisiones, volúmenes imposibles y comistrajos. ¿Les conté que fui a un lugar de hamburguesas y a mí me cargan? ¿No? Bueno, da igual, no aportó nada a este día. De vuelta a la batalla con el ventilador gigante.

Casi olvido la foto magnánima del directorio, donde estuvieron casi todos los «chuckyllos»: Leo, Andrea, Mary, Doni Mcdoni, Arturo, Cristóbal (que ni te cuento la camisetita que cargó el último día, ¡qué falta de glamourrr!) y la Claire. Como un Zordon salvaje nos acompañó el tío Wil, integrante final del directorio. Nuevo fin de jornada cerveceado, con la moderación que el cargo amerita… y a dormir. Postdata: conocí a la Berna, reseñadora de alto calibre.

Día tres y el cansancio se sobrellevó por las ganas de cerrar con escándalo controlado una convención notable, con mayor participación que eventos más «formales». Fue el momento para ser panelista de la mesa de distopía, junto a las doctas de la Eva, la Cami y la Maca. Estuvo entretenido (corregido incluso con la furia del dragón del Doni Mcdoni, ¡nunca más, querido némesis!). Además, tenía que entregar el premio Aspasia, y dos de los tres ganadores habían confirmado asistencia. Los rostros de familiares orgullosos fue el pago suficiente para entender que resultó bien. Gracias, Jotapé —incansable viajero— por la gestión de la entrega del segundo lugar.


Este día fue sin cerveza, pero una caminata final con el ilustre JL Flores (que se mandó un Rukawa, «vine porque me queda cerca», jajaja) y un tal Felipe Tapia, me regresaron a la dispersa realidad. Metro, bus y caminata; el ventilador monstruoso era historia, pero junto a su moderno amigo acondicionado, me dejaron un lindo recuerdo «sinusítico».
Quiero expresar un agradecimiento especial a la comisión del evento, en especial a mi amigo Leobot, que se sacó la $%|&@ para que todo funcionara excelente. Más encima ganó el Altísimo 2020-21… Un crá.

Ya echado sobre la cama, pensaba en una de las tantas discusiones: lo eterno versus lo infinito. Y eso es precisamente lo que espero de ALCIFF y la convención; eternidad e infinitud.
Acá encontrarás info del evento. Pronto tendremos disponible material audiovisual completo.
Equipo CRONN

Un comentario en “El retorno a lo tangible. Sentimientos de una convención exitosa.”