Algunas claves para entender las historias de Hayao Miyazaki

Publicado originalmente en LDP Magazine 65, 2017.

Hace algunos años atrás con mi hija mayor nos embarcamos en nuestro plan de completar una colección de las películas del estudio Ghibli. Nos nació esta inquietud luego de haber visto la maravillosa obra La princesa Mononoke, la cual es mi favorita de esta exitosa compañía de animación oriental.

A casi treinta y tres años de su fundación me atrevería a argüir, sin lugar a dudas, que existe un antes y un después del estudio Ghibli en el cine de animación japonés. La industria ya no fue la misma desde que ese mes de junio de 1985, cuando Hayao Miyazaki e Isao Takahata se unieron para realizar una nueva forma de entretención, que suponía la conjunción entre el cine comercial y el cine de autor. Películas que tocaron nuestra fibra y ahondaron en temáticas poco usuales en aquel entonces para el formato de animación.

En este especial me referiré con particular énfasis a la filmografía que fuera dirigida por Miyazaki y para la cual fue además el guionista responsable. Pero cómo entender las historias de este genial director japonés que fuera comparado con Walt Disney, Steven Spielberg y Orson Wells. Además de contar con la admiración de John Lasseter, Guillermo del Toro e incluso de Akira Kurosawa. Pues aquí te daré algunas claves que te ayudarán a identificar esa tendencia que siguen sus películas. Fórmulas que han sido exitosas y que no por nada lo han hecho merecedor de importantes premios internacionales, tales como: el Premio Óscar a la Mejor película de animación 2002 por El viaje de Chihiro, Óscar honorífico por su trayectoria profesional (2014), el premio Saturn a la mejor película de animación 2002 por El viaje de Chihiro, el Premio Winsor McCay por su relevancia en el ámbito de la animación internacional (1998), el premio Nébula al mejor guión (2007) por El Increíble Castillo vagabundo, el Oso de Oro 2002 por El viaje de Chihiro, el León de Oro a la carrera por su aporte al ámbito cinematográfico mundial (2005). Entre otras tantas distinciones más.

Hay que tener presente que Miyazaki ya había tenido éxitos antes de la partida de la compañía Ghibli, cuando trabajaba para el estudio Toei Animation, donde tuvo sus inicios como Tweening (intercalador) hasta convertirse en animador en jefe, artista conceptual y diseñador de escenas. Ahí conoció a Takahata con quien colaboró fuertemente en algunas de las películas que este último dirigió. Fue además una potente influencia para Miyazaki al momento de definir su estilo de animación.

¿A qué apuesta Miyazaki con sus obras?

Influenciado por la literatura, principalmente anglosajona, de Hans Christian Andersen, Brian W. Aldiss, Jonathan Swift, Diana Wynne y el francés Maurice Leblanc y de autores japoneses como Tatsuo Hori y Eiko Kadono. Además de ciertos elementos característicos en la temática de algunas de sus películas y que están presentes en las obras literarias de: H. G. Wells, Ursula K. Le Guin, Isaac Asimov, J. R. R. Tolkien, Philip K. Dick y Homero. Este material le permitió ir desarrollando ese «…mundo invisible» como lo llamó Laura Montero Plaza, la española experta en animé quien basó su tesis doctoral en la obra de Miyazaki. Donde hay algunos detalles que ella anticipa y que, entre otras cosas son, por ejemplo: «…los guiños a sus escritores infantiles predilectos…», donde, –agrega Laura– «Su trabajo tiene la virtud de haber mostrado en Occidente que es posible que las películas de niños sean disfrutadas por adultos…». Cuando se le preguntó en esa entrevista ¿Cuál era su película favorita?, ella respondió:

La princesa Mononoke porque con ella descubrí que el cine comercial de animación también podía ser profundo, intenso, estilizado y destinado a adultos.

Pero ¿cuál es ese mundo invisible?

Si bien se ha dicho que la obra de Miyazaki se basa en ecología y feminismo, vamos a descubrir que hay mucho más que eso y entenderemos el por qué del éxito de sus obras. Para ello, vamos a dividir este análisis en varios tópicos a desarrollar. Revisaremos el afán de Miyazaki por tener personajes femeninos, la acertada apuesta de desarrollar sus películas bajo el método tradicional de animación, es decir, a mano. Nos enfocaremos en la importancia que le da a los detalles (personajes, paisajes y accesorios), su admiración por Europa, y, finalmente, trataremos el cómo desarrolla sus historias, donde no se observan villanos como los que estamos acostumbrados a ver, donde no hay muertes justificadas, lo cual nos muestra su aversión por la violencia, y que se vale de la fantasía como un medio y no un fin para contar sus historias. Esto se debe a que se potencia las historias con una inocencia infantil, pero orientada a valores fundamentales como el pacifismo y el amor a la naturaleza y la lucha en contra de la sed de poder y el materialismo. Además de su especial preocupación por evitar que las versiones en otros idiomas fueran cortadas o modificadas, es decir, buscaba que fueran fieles al original.

Personajes femeninos

Aquí nos nace la pregunta, ¿es Miyazaki un feminista?

Si observamos en detalle su filmografía podremos darnos cuenta de que muchas de ellas tienen un factor común que prevalece y tiene que ver con los personajes femeninos que protagonizan las historias. Esto lo visualizamos de inmediato en las películas: Nausicaä del Valle del Viento, Mi vecino Totoro, La Princesa Mononoke, El Increíble Castillo vagabundo, y el Viaje de Chihiro.

El feminismo juega un papel fundamental y esto no solo se concluye por los personajes principales que son mujeres, lo gravitante pasa porque son además seguras de sí mismas y que enfrentan los desafíos con valentía, pensando en ellas y en los demás. Son como el clásico viaje del héroe que en el camino va descubriendo quién es y progresa conforme a los tropiezos que va experimentando a lo largo de su historia, además de desarrollar un fuerte sentido altruista que motiva sus actos.

Estas mujeres en algunos casos tienen compañía masculina, aunque principalmente como guía, apoyo o como pareja, con ciertas insinuaciones que no pasan más allá de ser románticas. Esos hombres presentes, no son sus salvadores, por el contario, en muchos de los casos son ellas las que resuelven la situación.

Método tradicional de animación

¿Qué hace visualmente diferentes a las películas de Miyazaki respecto de otras animaciones? «¡Todo está en perpetuo movimiento! Ahí radica el poder de la animación tradicional», fueron sus palabras al respecto.

En una entrevista hecha a Miyazaki en el Festival de Venecia del 2009 respondió algunas preguntas orientadas a su técnica de animación que busca principalmente transitar por el dibujo tradicional en vez de recurrir a la tecnología digital. Él expresó:

…Irónicamente, el dibujo a mano termina simplificando el trabajo… Sé que puede parecer extraño, pero en Ghibli el lápiz ha sido siempre nuestra forma natural de expresión, forma parte de nuestra tradición, así que en todo caso lo difícil para nosotros es adaptarnos a lo digital.

En este film (Ponyo en el acantilado), la clave consistió en centrarnos en el movimiento. En mis últimas películas, como El viaje de Chihiro (2001) o El Increíble Castillo vagabundo (2004), había hecho un esfuerzo por incrementar el grado de detalle del dibujo, pero ahora quise enfocar mis esfuerzos hacia la recreación del movimiento.

El ejemplo más claro para graficar el afán de Miyazaki por el uso de técnicas tradicionales fue el undécimo largometraje de Studio Ghibli y el sexto dirigido por Miyazaki. Nos referimos a la Princesa Mononoke. Se la ha mencionado como «una película dibujada a mano». La idea original se gestó a finales de 1970, cuando Miyazaki dibujó bosquejos de una posible película que tenía como personaje principal a una princesa que vivía en el bosque con una bestia. Esta fue la producción más cara del estudio con un presupuesto estimado de 23 millones de dólares de la época. El filme ocupa más de 144.000 celdas de animación, y más de la mitad fueron redibujadas personalmente por Miyakazi. En buenas cuentas, prácticamente toda la película está dibujada a mano con excepción de algunas escenas que tienen fragmentos diseñados por ordenador, y unos diez minutos realizados con pintura digital. Fue la última película de animación que se dibujó a la manera tradicional, con celdas de plástico.

Miyazaki se pasaba tantas horas dibujando que terminó con una lesión en la mano. Las últimas semanas trabajó con la mano vendada.

En relación a la animación digital, Miyazaki señaló: «Los ordenadores terminan adormeciendo tus neuronas. Por eso sentí que debía volver al dibujo con lápiz, que te obliga a reflexionar y explotar al máximo tu auténtico potencial. Es necesario volver a los orígenes».

Pasión por los detalles y su admiración por Europa

De los films de Miyazaki se ha dicho que nos tienen acostumbrados a esa «delicadeza y la calidad del dibujo» donde mezcla de manera armoniosa un abanico de estilos que caracterizan a la animación japonesa y se observan por ejemplo en el trato de las escenas de silencio, en aquellas donde prevalece el drama o en sus cuidados diseños de vestuario y decorados. También es posible darse cuenta en las trepidantes escenas de acción o los rostros de los personajes y sus expresiones faciales, como también en el diseño bien logrado y verosímil de la tecnología.

Estos logros tienen su origen en la influencia que tuvo el trabajo del denominado «padre del manga moderno», Osamu Tezuka a quién admiraba. La serie Kimba, el león blancoJungle Taitei Eichi (Yamamoto, 1965) que fue el primer anime en color caló hondo en Miyazaki y sentó ciertas bases para el desarrollo de sus propias obras. Aunque la experiencia adquirida durante su trabajo junto a quien se convirtió en su mentor y amigo, fue gravitante. Nos referimos a Isao Takahata. Su participación en las series Heidi, Marco, Conan, el niño del futuro y Sherlock Holmes, serían determinantes para él y que finalmente imprimió en sus propios trabajos donde reforzaría conceptos asociados a la maquinaria antigua, los vuelos y su admiración por los entornos europeos.

El desarrollo de sus historias

No es tan simple definir este punto debido a que son varios los elementos que Miyazaki toma en cuenta en sus películas y que, precisamente, han sido motivo de elogios debido a la manera inteligente como las aborda. Para ello deberemos desmenuzar esta parte en diferentes tópicos, tales como: Las emociones, el pacifismo, el amor por la naturaleza y el uso de la fantasía para contar historias potentes.

Tratamiento de las emociones

Al navegar más a fondo en las historias del director japonés podemos darnos cuenta de que lo motivan las emociones humanas y por ello las plantea de manera sutil e inteligente. El romanticismo es tratado con un pincel de trazo fino, porque es apenas una insinuación en la trama, esto se observa en Kiki y Tombo en Kiki’s delivery service o Ponyo y Sosuke en Ponyo en el acantilado. O retratada de una manera algo más compleja como ocurre con Ashitaka y San en La princesa Mononoke y también con Sophie y Howl en El Increíble Castillo vagabundo. No se observan besos y menos la formalización de relaciones amorosas, más bien insinuaciones de ellas. La amistad es el foco principal, así como la compasión y el respeto. Se interesa además en esa relación adulto-niño como se puede observar con Mei y Tsatsuke de Mi vecino Totoro o la estresada madre de Sosuke en Ponyo en el acantilado donde se puede profundizar en relaciones auténticas basadas en el cariño.

Este tratamiento le ha valido a Miyazaki la admiración de otros directores, como por ejemplo John Lassiter de Pixar que lo imitó en sus propias películas.

Otro elemento que le da matiz a las historias es la inocencia, donde los personajes personificados por niños y niñas que tienen afinidad con esos elementos fantásticos de las obras, como por ejemplo espíritus que solo ellos pueden ver. Esto es una manifiesta crítica al egoísmo del adulto y se observa claramente en El viaje de Chihiro. Aquí es donde Miyazaki potencia la autosuficiencia de estos infantes que se valen por sí mismos para salir adelante venciendo los obstáculos. Tal es el caso de Kiki’s delivery Service y de El Increíble Castillo vagabundo.

El pacifismo

Al igual que ocurrió con J.R.R. Tolkien, la guerra marcó fuertemente la vida de Hayao Miyazaki, quién experimentó de cerca las consecuencias de la 2ª Guerra Mundial, claro porque nació en 1941, casi un lustro antes del final del conflicto bélico y es además descendiente directo de una generación de japoneses criados a la sombra de Hiroshima y Nagasaki. Esto queda de manifiesto cuando vemos que en sus películas hay acción, a veces violencia, pero nunca se justifica el hecho de matar a alguien, mostrando una marcada aversión a todo conflicto bélico.

Otro factor relevante, es que en sus historias no se observan villanos o villanas como los que estamos acostumbrados a ver. En su obra normalmente se identifica como «lo malo» o «contra lo que hay que luchar» a la acción del hombre contra la naturaleza en sí o incluso a las guerras.

Esto es explícito en las películas Nausicaä en el valle del viento y La princesa Mononoke, en ellas los protagonistas se esmeran por evitar la confrontación y buscan el entendimiento entre los bandos en disputa. En el caso del El Increíble Castillo vagabundo o Porco Rosso sus personajes están en contra del belicismo. Ellos sufren, luchan, pero aborrecen la violencia. Algo similar ocurre en la isla devastada de Laputa que aparece en El castillo en el cielo, donde el mensaje es que: la guerra solo trae desolación y los personajes principales tratarán de evitarla a toda costa. Por último, no debemos olvidar que, en una de sus primeras producciones, Conan, el niño del futuro, la ambientación es post-apocalíptica y sus personajes experimentan el sacrifico a raíz de ello, sin embargo, no necesitan morir para resaltar ese mensaje.

Amor por la naturaleza

Cuando Miyazaki necesitaba inspiración para sus películas, se iba a pasear por el mágico bosque Shiratani Unsui, en Yakushima. Los bosques que aparecen en La Princesa Mononoke y Nausicaä del Valle del Viento, están basados en los árboles y la luz de Shiratani Unsui.

La naturaleza juega un rol protagónico en la mayoría de películas de Miyazaki, principalmente porque no se trata solo de panorámicas o locaciones sugeridas como meros adornos de la trama, todo lo contrario, son espacios que hay que respetar y proteger. Esta característica la podemos observar en Nausicaä del valle de los vientos y La Princesa Mononoke. En cambio, en Mi Vecino Totoro, Miyazaki nos muestra una naturaleza más inocente, donde podemos crecer y desarrollar una infancia próspera, aprendiendo los valores que transmite como el respeto y la convivencia entre seres vivos.

Los films están muy orientados a los códices de la religión sintoísta, de ellos toman prestados por ejemplo la representación de «espíritus guardianes» de la naturaleza o el bosque con forma de animal, tal como podemos ver con los Totoros o los Kodamas de «La Princesa Mononoke». En esta última, Miyazaki le da un carácter mucho más vivo y beligerante a la naturaleza, mostrándola como una entidad que no es pasiva, más bien se anticipa a las acciones del hombre para protege a sí misma, recurriendo a dioses ancestrales y poderosos.

La fantasía como medio para contar historias

Hayao Miyazaki hace notar muy claramente que sus historias se valen de la fantasía o de elementos fantásticos para dar matiz a su trama y personajes. En buenas cuentas, la considera un medio y no un elemento fundamental. De hecho, vemos que en muchos de los casos le baja el perfil a los personajes fantásticos dándoles un aire de comedia, tal es el caso de el demonio del fuego atrapado en la chimenea (El Increíble Castillo vagabundo) o los piratas (Porco Rosso).

El Studio Ghibli no derrocha la fantasía en simples historias vacías sino que la utiliza para enlazarla a alguna situación de la realidad actual.

Por ahí leí que «Hayao Miyazaki más allá de crear películas animadas, el crea una visión a través de sus películas y con sus mundos imaginarios nos permite darnos cuenta de la realidad humana, a dónde nos dirigimos como especie».

A diferencia de la fantasía tradicional donde se nos suele presentar el típico estereotipo moral del bien contra el mal, en las películas de Miyazaki no existe este concepto. La Princesa Mononoke es el mejor ejemplo de ello, dónde ningún bando es malo ni bueno, ya que cada uno posee buenas y malas razones, las que eventualmente podrían ser tildadas de «inmorales», sirven a una buena causa.

Sin cortes

Otro de los elementos que Miyazaki cuida en sus películas es evitar que las versiones para mercados fuera de Japón, se le modifiquen las historias. Hay una conocida anécdota al respecto que impulsó esta aprensión del director japonés y que involucró a la película La Princesa Mononoke. El Studio Ghibli se ha asegurado de que nadie más toque ni un segundo de metraje de sus películas. Cuando Miyazaki se enteró de que Harvey Weinstein, que era el ejecutivo de Miramax, quería recortar la película, le hizo llegar de regalo una katana auténtica con el mensaje «Sin cortes». Por ahí se especula que Weinstein no se lo tomó muy bien, y por eso retrasó dos años el estreno de la película en Estados Unidos.

Conclusiones

En agosto de 2016, la BBC reunió a nada menos que 177 críticos de cine de todo el mundo para designar cuáles eran las mejores películas del siglo XXI. De los cien títulos que surgieron del debate, El viaje de Chihiro era el cuarto más valorado y la única película de animación entre los primeros veinticinco. A propósito de lo anterior, queda de manifiesto con esta obra cómo fue evolucionando Miyazaki en el desarrollo de sus historias, que tienen un origen simple, tal es el caso de este film que ha ganado treinta y cinco premios, entre los que se incluye un Óscar a la mejor película de animación.

Miyazaki nos ha hechizado con esa magia que le impregna a sus obras, poniendo especial énfasis en un buen trato de las temáticas, dejando siempre entrever su especial amor por la naturaleza, su repudio a la guerra, su afán de salirse de los esquemas tradicionales al momento de definir a sus personajes, para brindarnos así un espectáculo hermoso y verosímil.

Marcos Fabián Cortéz

Publicado por ALCIFF

Asociación de Literatura de Ciencia Ficción y Fantástica Chilena. Fundada el año 2017.

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