Por JP Cifuentes Palma
Nuestra concepción del ser humano manifiesta que posee dos cuerpos que conviven en nuestra naturaleza, uno corporal y uno espiritual; ambos, muchas veces, están en constante disputa mientras que rara vez hay un equilibrio entre ellos. Este conflicto se puede aplicar en la novela fantástica surcoreana «La vegetariana» (2007) de Han Kang en donde la protagonista de la historia es Yeonghye, una mujer descrita desde tres miradas complementarias que poco a poco la van consumiendo.
En la novela se observa una composición realizada desde tres partes con diversos narradores que van articulando como una telaraña el destino de nuestra protagonista. En este sentido, en la primera parte comienza el periplo de esta mujer relatado por su esposo. A través de una serie de sueños y pesadillas va dándose cuenta de la necesidad de dejar de ingerir carne como una forma de expiar los pecados. Así, hay una crisis en el cuerpo interior. La espiritualidad está siendo llevada al extremo de comenzar a influir en el cuerpo corporal lo que provoca episodios de incomprensión en el núcleo familiar que van profundizándose a lo largo de esta primera parte. De esta forma, la decisión inquebrantable de esta mujer provoca que deja de pertenecer a la sociedad convirtiéndose en una persona alineada en un mundo globalizado en donde el consumo, la tradición y lo patriarcal son el reflejo social de Seúl que se describe en esta historia. Alzar la voz, bajo el prisma del feminismo presente en la novela, le traerá problemas. Bajo este alero, se observa como el esposo no siente una mayor atracción hacia nuestra protagonista en donde hay un matrimonio aparentemente estable, enmascarado en apariencias bajo un constante simulacro de realidad que se ve alterado cuando esta débil mujer alza la voz y defiende su radical postura frente a todos sin mediar las consecuencias tal como se menciona de manera burlesca en este fragmento por este afán de querer ser vegetarianos en la actualidad:
¿Es usted vegetariana? —le preguntó con tono jovial el presidente de la empresa—. En el extranjero hay vegetarianos estrictos y en nuestro país me parece que han comenzado a aparecer algunos, sobre todo ahora que los medios de prensa atacan tanto la ingesta de carne… No me parece exagerada la idea de que hay que dejar de comer carne para tener una vida más larga.
Así, el presidente de la empresa simboliza a esta sociedad que no acepta los cambios y que ridiculiza los intentos de llevar estilos de vida diferentes para normalizar un estilo de vida homogéneo que tiene su máximo apogeo en la escena del padre que intenta violentamente hacer comer carne a su hija y al no obtener su cometido la golpea para terminar siendo internada y medicada por salirse de lo establecido dentro de la normalidad del comportamiento de las personas.
En la segunda parte de esta novela se observa la decadencia del ser humano en su máximo esplendor. La historia es contada por el cuñado de nuestra protagonista quién posee un fetiche con ella por una marca de nacimiento que posee, lo que le lleva a cometer, de manera subconsciente en primera instancia, planes para poder seducir y tomar a esta vulnerable mujer hasta comenzar a concretar dichos pensamientos sin importar las secuelas. Entonces, ¿quién está perdiendo su normalidad? En este punto, la novela es un devenir entre lo correcto e incorrecto, entre lo moral y lo inmoral o entre lo fraterno y lo incestuoso. La protagonista está en una etapa de descontrol en donde tiene una necesidad de abandonar lo corporal en busca de esta tierra prometida para ser libre de las normas sociales y culturales. Se vislumbra, además, una mirada ecológica bajo la cual se percibe una segunda lectura bajo la cual la mujer simboliza a la naturaleza que se rebela frente al comportamiento del progreso del ser humano a lo largo de la historia. Hay una radicalización de la postura, la consumación del acto denigrante que fue captado a través de pantallas de video refleja el sin sentido de la vida cuando se dejan llevar por los deseos y abandonan la cordura como se manifiesta en el siguiente fragmento:
Pensé que Yeonghye se había conseguido un novio, que esas pinturas en el cuerpo eran un segundo ataque de locura. Pensé en marcharme… pero como no sabía con qué tipo de hombre se encontraba, pensé que debía protegerla… En el vestíbulo de entrada, vi la cámara, que me pareció conocida. Tal como me enseñaste alguna vez, rebobiné la cinta y… —dijo su mujer, pronunciando cada palabra con mucha calma, dando a entender que estaba recurriendo a todo el autodominio de que era capaz para generar la valentía que necesitaba para seguir hablando—:… Y allí… estabas tú.
Estas palabras pronunciadas por la hermana muestran el sufrimiento y daño colateral existente por las acciones egoístas de otros. El resultado es el fracaso, no hay alternativas para estos personajes que derivan al borde de la locura que se puede interpretar como una tercera lectura presente en esta novela.
En la tercera parte de esta historia vemos los últimos instantes de nuestra protagonista contados por su hermana y uno se pregunta cuál de las dos mujeres está sufriendo realmente, pues mientras la vegetariana está en el eclipse de su vida a instantes de convertirse en árbol, en fruto, en semilla, abandonando este mundo corporal para dejar de hacer y volver a ser. La historia trasluce hacia lo fantástico, hacia miradas germinales, génesis apoteósico para una protagonista cansada de una vida fatua. En silencio su hermana padece la agonía debido a mantener lo establecido y lidiar con las acciones de una vida en donde la infelicidad la domina. Esta hermana deja de cuestionar a nuestra protagonista al darse cuenta que tal vez la muerte sea el inicio de algo mejor y que el verdadero suplicio lo padecen quienes se aferran a una vida que no desean pero que es la que tienen como lo evidencia el epílogo de este relato:
En silencio, respira profundamente. Mira con fiereza los árboles que arden a la vera del camino, mira las verdes llamas que se agitan como incontables bestias en pie. Como si esperara una respuesta, mejor dicho, como si la reclamara, su mirada es sombría y tenaz.
Así, el viaje ha concluido y nuestra protagonista llega a esta tierra prometida y son el resto de los personajes los que tendrán que continuar batallando con sus miserables existencias.
Finalmente, esta novela, que en su origen fue un relato corto llamado El fruto de tu vientre, no solo viene a reflejar al Seúl contemporáneo sino que también a la sociedad actual que bajo el alero del feminismo, el ecologismo y las manifestaciones de locura y lucidez van entretejiendo el actuar del individuo que, a veces, despierta ya sea por sueños o pesadillas u otras manifestaciones, y se da cuenta del sinsabor del porvenir y ante lo cual alza la voz sin importar las consecuencias cómo lo hizo nuestra protagonista en este increíble relato fantástico de la literatura surcoreana.
Kang, H. (2007): «La vegetariana», traducción de Sun-me Yoon, editor digital Titivillus, versión e-pub.

Un comentario en “«LA VEGETARIANA» (2007) DE HAN KANG Y EL VIAJE FANTÁSTICO A LA TIERRA PROMETIDA”