Afuera en la plaza existe solo el movimiento del agua en la pileta. Los semáforos parpadean en rojo y verde, pero nadie cruza. Escucho el viento entre el follaje de los árboles. Un mundo perfecto que se inclina hacia la piedad y permite que me quede escuchando la noche. Pasadas las diez suena la sirenaSigue leyendo «Vida Fanzinerosa: La mirada hacia el abismo»