Cajón Desastre: Leviatán. Arturo Prat en las montañas de la locura

Lanzado poco antes del inicio de la pandemia, la novela gráfica Leviatán. Arturo Prat en las montañas de la locura con dibujo y guion de Martín Cáceres, viene a ser el tercer libro basado en el universo de la Metahulla, saga iniciada por la dupla Francisco Ortega y Nelson Daniel, la cual ya cuenta con las novelas gráficas 1899 y 1959 (la cual reseñamos aquí).

La historia parte en agosto de 1899 con un Arturo Prat capitaneando la nave voladora Leviatán, obra maestra del inventor Nikola Tesla, con la cual ha recorrido los siete mares, viviendo fantásticas aventuras, y recolectando extrañas reliquias y criaturas. Ninguna tan extraordinaria como la que da inicio a la novela, cuando el Leviatán se topa con una nave a la deriva en el mar, la cual esconde un enigmático secreto en su interior, lo que lo llevará a pasearse por  lugares como Valparaíso, la Antártica y el espacio exterior.

Por primera vez, se nos presenta esta ucronía steampunk de la mano de un autor distinto a la dupla creadora. Hay que destacar que estamos ante una versión libre del universo original. Inspirado, pero con claras diferencias respecto a la línea argumental de las primeras entregas –cada libro se puede leer de forma independiente-. Mientras que el 1899 de Ortega-Daniel se ambienta en enero del mismo año, con Prat ya jubilado de sus viajes por el mundo, acá estamos en agosto, y Prat sigue activo. Su relación con el teniente Uribe es distinta, al igual que el desenlace del 21 de mayo. Perú apenas se menciona, sólo a la rápida y en las primeras páginas. Esa guerra ya ha terminado, el verdadero foco de esta historia es la Antártica. Cáceres se propuso a llenar el vacío que planteó 1899 cuando mencionó, de forma breve, pero enigmática, el paso de Prat por las Montañas de la Locura.

Persiste, eso sí, la ambientación onírica, metafísica y surrealista. Con confusos juegos donde el espacio, el tiempo, y la realidad se trastocan. Ni hablar de las conspiraciones y juegos de contraespionaje. Incluso Francisco Ortega y su libro 1899 cuentan con un peculiar cameo (hay que decirlo, Ortega ya es un personaje literario y transmedial a estas alturas. También ha tenido breves apariciones en las películas La Casa y No estoy loca ¡ni Neruda era tan solicitado!).

Así y todo, el cambio de guionista y de dibujante se nota. Martín Cáceres delinea un universo más parecido al de Karma Police de Baradit que a la trilogía metahullana original, quizás más ciberchamánico que steampunk. Junto con Tesla, también están presentes otros personajes reales (y a la vez alucinantes) como Alister Crownley, Madame Blavatsky, y jerarcas nazis, todo ambientado en una narración marcada por los mitos lovecraftianos del ciclo de Cthulu, el nazismo esotérico, chamanes precolombinos, logias masónicas secretas y satánicas y una versión belle epoque del golpe de Estado. E incluso un disimulado guiño al Dr. Mortis y al estallido del 18 de octubre (literalmente estallido). Cáceres vomitó toda los conocimientos ñoños que tenía sobre conspiranoia, esoterismo, y cultura pop decimonónica, pero lo hizo para construir un todo armonioso y, a su manera, lógico.

Sí se aprecia que en este spin off pasan más cosas que en la saga original. Mientras que Ortega y Daniel gastaban varias páginas en contextualizar y explicar su demencial universo, dejando poco espacio para la acción propiamente tal, aquí Cáceres se ahorró ese recurso narrativo (no hay un glosario a modo de epílogo como en la primera y segunda novela gráfica, lo que obliga al lector a tener el celular a mano para guglear ciertas cosas) y se lanzó de lleno a explorar su mundo alternativo, llevando a su protagonista a vivir aventuras en cuatro océanos distintos y delineando un universo mucho más rico y complejo. Su juego con las marcas, archivos, avisos publicitarios y una intertextualidad constante asemejan esta obra mucho más a la Liga Extraordinaria de Alan Moore.

La limpieza de su trazo, y la alta definición de la imagen, le otorgan una ventaja por sobre el puntillismo de Nelson Daniel, permitiéndole incluir mucha más información y detalle en cada viñeta. De ahí que sus personajes son tanto física como sicológicamente distintos. Su trazado de un Arturo Prat envejecido de hecho es más parecido a Benjamín Vicuña Mackenna que a los cuadros clásicos del prócer; mientras que los personajes andróginos, junto con los monstruos lovecraftianos, con cierto aire al Alien de Ridley Scott, y los cameos de la Junta Militar y de Hernán Chadwick (quizás los monstruos más aterradores de la historia) le dan su toque tan provocativo como perturbador a la propuesta visual.

No obstante lo variopinto de este charquicán, de todo este cachipún de pulpo (de Cthulhu, mejor dicho) resulta un todo bastante coherente, con su mitología y lógica interna, las cuales vienen a refrescar con un nuevo estilo y motivos el universo metahullano. No funciona muy bien como parche, pero sí profundiza varios elementos.

En suma, Leviatán es un popurrí de guiños, parodias, pastiches e intertextualidad aún mayor a las dos entregas anteriores del universo metahullano. Su clímax, en el cuarto y último capítulo es tan demencial como adrenalínico y, a diferencia de Ortega, más autoconclusivo. Logra cerrar bastantes conflictos y enigmas, en vez de plantear nuevos, concluyendo así una historia redonda, pulp y entretenida.

Le faltó romance quizás, o más personajes femeninos. Aquí el lector no encontrará escenas de sexo hardcore como en Karma Police, pero sí un cómic de aventuras clásico digno de Astounding Stories (con una referencia, era que no, a la misma revista). Cáceres nos entregó una gran novela gráfica infantojuvenil, pero también para los ñoños de ayer y hoy.

DIEGO ESCOBEDO RODRÍGUEZ
(SANTIAGO, CHILE, 1994)

Periodista, Licenciado en Historia y estudiante de Magíster en Historia. Realizó su práctica de periodismo en The Clinic, y ha colaborado con distintos medios como El Mostrador y Amo Santiago. Como historiador, se ha especializado en historia de Chile y Latinoamérica.

Desde niño fue un ávido lector de libros de ciencia ficción y fantasía. Entre sus autores de referencia están Isaac AsimovH.P. LovecraftHugo CorreaJorge BaraditFrancisco Ortega y Carlos Basso.

Ha publicado cuentos y artículos de ciencia ficción y fantasía en los sitios Tau ZeroSitio de Ciencia FicciónChilenia: Ucrónicas de la República y Chile del Terror, entre otros. Ha publicado un libro de cuentos titulado “Chile Mutante” (Biblioteca de Chilenia, 2019) donde cultiva varias de sus obsesiones, entre ellas la historia de Chile, las ucronías, el horror cósmico lovecraftiano y la ciencia ficción dura.

Publicado por ALCIFF

Asociación de Literatura de Ciencia Ficción y Fantástica Chilena. Fundada el año 2017.

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