Por Daniel Figueroa Arias
En 1981 Philip K. Dick escribía que el relato de ficción es aquel que plantea una idea novedosa, coherente, que el lector puede encontrar estimulante. Una desfiguración conceptual —idea nueva—, escribiría él. Esto, en el caso de la Ciencia Ficción, es clave, más allá de cualquier discusión teórica. La CF es una literatura de ideas, no es solo un ejercicio estético o juego del lenguaje.
De igual forma, encontraba que la diferencia entre ficción y fantasía es un mero matiz de la imposibilidad que algo llegue a materializarse en esta realidad.
Sobre esta descripción podemos decir que opera la obra ganadora del premio UNA Palabra, de la Editorial de la Universidad Nacional de Costa Rica, del año 2021, propuesta por William Martínez Pomares bajo el seudónimo de Guillermo Ávila Colina. Valga acotar que esta edición del certamen fue dedicada exclusivamente a la Ciencia Ficción.
A lo largo de siete cuentos, el autor irá presentando a lector, el planteamiento un futuro para la humanidad, donde conceptos de cyberpunk, biopunk, space opera y hasta fantasía, se mezclan. Juega incluso con un concepto lovecraftiano: que la vida extraterrestre será acaso tan diferente a nosotros, que puede rayar en lo sobrecogedor. Además, nos presenta la tesis de que nuestra civilización no saldría bien parada del contacto con una civilización mucho más avanzada.
La antología comienza con un cuento retador, enigmático, a manera de anzuelo para el público, luego, el texto, irá en cada relato explicando este mundo de autoría de Ávila Colina, donde hace gala de su dominio de conceptos de la cibernética y la biología.

El autor hace tres apuestas arriesgadas. Como se ya se mencionó, el primer cuento es un anzuelo y como tal puede fallar. Es un cuento que ubica al lector en medio de todo, una acción ya arrancada y que queda inconclusa, pero que uno revisita varias veces conforme los conceptos del libro se desarrollan. El otro riesgo fue incluir un cuento de fantasía, que, si bien explica su relación con el mundo principal narrado, en lo personal hubiera deseado un poco más de desarrollo y vinculación con el cuerpo principal del libro. El tercer riesgo es un poco más heterodoxo: la técnica principal de los relatos es el diálogo, la bitácora, el monólogo, no son los cuentos con la técnica tradicional de narrar la acción de uno o varios personajes.
En general, es una alegría ver un ejemplo de la ciencia ficción en Costa Rica, original y vitalizado, con el que fácilmente el lector local o de otro país podrá identificarse. Ojalá el autor siga produciendo más obras sobre esta misma propuesta, siendo un mundo vasto que deja con sed de explorarlo.
EQUIPO CRONN

