Introducción a un bestiario monstruoso

El bestiario monstruoso de Alexis Figueroa y Claudio Romo en Fragmentos de una biblioteca transparente: hacia una comunidad post-humana

Por Claire Mercier

El artículo propone una lectura de Fragmentos de una biblioteca transparente (2008 y 2018), con textos de Alexis Figueroa e ilustraciones de Claudio Romo, a partir de la figura del monstruo. Desde un post-humanismo crítico, el manuscrito, partiendo de la categoría del bestiario, analiza las vidas monstruosas presentes en la obra, primero a partir de una disyunción con la idea del antropocentrismo y segundo como una fusión mediante la puesta en escena de relaciones interespecies. Lo último permite concluir sobre el monstruo como el signo de una ética comunitaria de la consideración.

Introducción: una entidad híbrida

El presente estudio aborda Fragmentos de una biblioteca transparente en sus dos ediciones (2008 y 2018), la segunda retomando los capítulos de la primera edición, al mismo tiempo que le adjunta nuevos apartados; de ahí que se puede considerar ambas ediciones como una única obra en progreso. En ella, se despliega un imaginario híbrido a partir de la alianza entre textos de Alexis Figueroa e ilustraciones de Claudio Romo. Sus diferentes capítulos presentan los extractos de una biblioteca imaginaria que recoge varios formatos literarios asociados a diversas estéticas. Por una parte, los textos de Figueroa optan por soportes tan disímiles como artículos de diario, fragmentos de correspondencia, relatos de viaje, prólogos de obras científicas, catálogos, entre otros. Por otra parte, las ilustraciones de Romo discurren entre referentes estéticos tan distintos como los bestiarios de la Edad Media, las ilustraciones en torno al descubrimiento del “Nuevo Mundo”, una ciencia decimonónica que se elabora tanto en base a planchas anatómicas como a gabinetes de curiosidades, la estética steampunk, etc. Sin embargo, no existe en la obra una prevalencia del texto sobre las ilustraciones ni viceversa: Fragmentos de una biblioteca transparente es una entidad híbrida que se construye a sí misma mediante la fusión entre literatura y estética. Todavía son escasos los estudios críticos sobre la obra. En lo que respecta al recorrido de ambos autores, Alexis Figueroa, escritor, guionista y productor cultural, es originario de la ciudad chilena de Concepción. Antes de empezar su colaboración con Romo, su escritura se desarrolló esencialmente en el ámbito de la poesía. Claudio Romo, ilustrador y grabador, nació en la también chilena Talcahuano. En relación con su técnica, emplea en la mayoría de sus obras el grafito con colores digitales a la manera de un fotomontaje. A parte de su respectiva producción, publicaron juntos dos libros: Informe Tunguska (2008), un cómic que se inscribe en el género ciencia-ficción, y Lota, 1960. La huelga larga del carbón (2014), que reúne el trabajo de diferentes ilustradores en torno —como lo indica el título de la obra— a un acontecimiento de la historia chilena. En relación con los anteriores trabajos de sus autores, destaca como elemento constitutivo de Fragmentos de una biblioteca transparente su hibridez. Partiendo de esta primicia, el presente estudio analiza la obra a la luz de la categoría de lo monstruoso. Como se verá en el marco teórico propuesto a continuación, el monstruo es una figura que permite cuestionar las formas de vida supuestamente establecidas, al mismo tiempo que revela la relatividad del antropocentrismo, con el fin de dibujar configuraciones vitales alternativas. En este sentido, la galería monstruosa de la obra de Alexis Figueroa y Claudio Romo inaugura un nuevo vitalismo, cuya hibridez, vista desde el prisma posthumanista, no es una amenaza, sino una oportunidad.

Enlace al artículo completo:

https://confluenze.unibo.it/article/view/13132/12667

Textos: Alexis Figueroa / Ilustraciones: Claudio Romo.

Fragmento/selección:

Crónica de la melange

Diario El Resplandor. Artículo publicado en la sección “Miscelánea”. Sin identificación autoral. Integra el archivo de curiosidades del Proyecto de Exploración de Melange sustentado por la Comunidad Rio Grande, Latitud: 32°02’05” S, Longitud: 52°05’54” O. Altitud sobre el nivel del mar: 7 m. Accedido a las 7.40 am.

¿En qué mundos de alucine realiza su acción la melange? ¿Qué fronteras de la percepción atraviesan aquellos que consumen su esencia? Llamada el lugar de la mezcla, la textura sin adentro y afuera, el anverso reverso de una dimensión o la furia, no hay casi forma posible de adentrar sus delirios. Límite de la psiconáutica, su arsenal de brillantes colores pareciera advertencia y reclamo designando el no más allá. Introducida a finales del siglo xxi, su uso obedeció a una puesta al día de la Filosofía como ciencia de espíritu. Desde el final del siglo xix, esta rama de saber humano había buscado su objeto, desdibujado tras el ataque a la metafísica producto —primero— del romanticismo europeo, segundo, por la irrupción de la crítica al etnocentrismo, tercero por el desmembramiento del sujeto macho y la incisión del ecofeminismo apogénico y cuarto, por la dispersión democrática del concepto «saber». A finales del siglo xxi la Filosofía, como disciplina, estaba derrotada. Habiendo probado extenderse en el campo de la lingüística y la semiología, la apertura de la línea de Ofiuco y su mensaje estelar —primer contacto con inteligencias de otros mundos y estrellas— no brindó la pujanza esperada. Lo visto como un vasto territorio naciente abierto a la exploración humana, revelóse finalmente como un desierto helado: los sistemas lingüísticos, las estructuras sintácticas, el mismo «lenguaje» solo eran comprensibles en tanto «ellos concedían la gracia de lo traducido». Mas el lenguaje mismo, permanecía arcano y distante de toda interpretación. Intentar ésta, era, lo dijo Santana Mac Donnell, como «intentar saber qué decía la figura de una cadena de montañas o el desplazamiento de una columna de hormigas por un bosque tropical». O de otra forma, el cómo intentar atribuir las virtudes de signos lingüísticos a los trazados fangosos de un camino rural. O dar connotación de alfabeto a una formación bacteriana bajo un microscopio. Cierto es que si bien se podía aplicar el concepto de «lectura» ya como técnica o como metáfora, el caso es que Ofiuco concluyó por aplastar la disfrazada arrogancia de nuestro conocer. Destronada la Filosofía de su aventura lingüística, fragmentóse en múltiples causas, floreciendo en saberes particulares. Algunos, entre ellos Margarita Boune Texmex, la más destacada, saludaron el nuevo panorama designándolo como el momento anarco democrático del pensamiento y la interpretación, vaticinando eclosiones de disciplinas incluso trashumanas en donde el pensamiento sería tan solo un peldaño desde el cual otear saberes verbigracia no humanos, pero ay, la complejidad del asunto, terminó por reducir la intentona a un arte y luego a una artesanía incapaz de hacer un sistema de valoración. Filósofas y filósofos terminaron por ser entes de literatura, aislados, como los sabios de Gulliver, en la esfera de su particular solipsismo. La Filosofía fue vista un asunto de habilidad fantasiosa que hizo uso de los mecanismos de la entretención social. Algunos dijeron con sorna, que «el filósofo volvía ser lo que siempre había sido, puesto que estaba en su naturaleza el bufón»; otros, sin embargo, aseguraron que regresaba a su ser primitivo, como reivindicación problemática de la fantasía. Ambas líneas terminaron —allá por el 2090— volcadas a la producción de argumentos de los juegos de rol. Parecía no haber vuelta atrás, cuando la melange —al principio una droga ilegal, creada en los laboratorio de diseño químico que alimentaban las ansias de la población euroasiática— reveló el universo. El nuevo universo posible de la filosofía reconocido como la exploración interior. No es este el texto en que se describa el ascenso de la misma melange desde el oscuro concepto de droga ilegal hasta su trono de increíble potencia capaz de abrir nuevos mundo a la Humanidad. Baste decir que el adagio fue: «los nuevos mudos posibles, ahora al alcance de mano, estaban entre las paredes de calcio del cerebro humano». El laboratorio y el cuerpo de exploración filosófica serían las puertas de la percepción. Tal como Blake anunciara algunos siglos atrás, la conciencia sería el banco de pruebas —ayudado por la dichosa melange— a disposición de cualquiera. La Filosofía, ahora con mayúscula, volvía por sus fueros y esencias: pronto, comunidades en línea de «reinas filósofas» —hubo una designación genérica que desconcertó los poderes y que no podemos abundar aquí— se interconectaron, enlazándose en sus sueños psicoestimulados, creando diseños complejos de interrealidad. El primer tiempo o fase se reconoció como el de «dibujo», y la lámina 2 representa paradigmáticamente el momento. En ella observamos una alegoría, aunque advierto, no es una alegoría y más bien debe «leerse» como un documento o una trascripción. Aparentemente, se trata de la representación de la vastedad de las relaciones y objetos de mundo que brotan de la conciencia humana, exaltada a través de chispazos de luz y en el anunciamiento de la trasfiguración. Mas, no es tan así, puesto que sabemos que la melange no inventa, sino relaciona y devela. Conforme los años de estudio aceptamos una teoría: la melange abre el paso a otra realidad objetiva —lo defino mejor y siguiendo el razonamiento de Clarita Tejeda, conocida autoridad (…)

Publicado por ALCIFF

Asociación de Literatura de Ciencia Ficción y Fantástica Chilena. Fundada el año 2017.

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