Todos estamos sorprendidos con los grandes avances de nuestra especie y de como ellos han cambiado nuestras vidas para bien, existiendo áreas del conocimiento que se están potenciando para darnos nuevos productos y servicios que beneficiarán a millones; sin embargo, el efecto a largo plazo será negativo.
Hoy tenemos un gran número de tecnologías en desarrollo, pero me enfocaré solo en un grupo que está convergiendo. Me refiero a los desarrollos de inteligencias artificiales, vehículos autónomos y robots.
Las inteligencias artificiales han tenido un inicio lento, siendo utilizadas principalmente para el análisis de datos y la experimentación. En los últimos años muchas empresas comenzaron a ofrecer servicios apoyados por estas creaciones, ya sea a través de una interfaz que responde preguntas de clientes o como un sistema capaz de analizar datos y patrones. Las aplicaciones futuras son gigantescas. A pesar de que las inteligencias artificiales llevan poco tiempo con nosotros, las hemos visto en libros y películas desde hace mucho, mostrándonos lo letales que pueden ser para la especie humana. Ejemplos hay miles, tales como 2001, una odisea espacial, Terminator o Yo, Robot, cintas en donde una inteligencia artificial toma consciencia de sí misma, definiendo a las personas como un problema en sí. Aunque lo cierto es que la letalidad vendrá por una arista menos directa.

Por su parte, la robótica ha estado con nosotros hace décadas, principalmente en empresas productoras de bienes, donde estas máquinas —altamente especializadas en una única tarea o en algunas tareas acotadas— reemplazan el trabajo humano. Industrias como la automotriz y la electrónica, o cualquiera cuya producción sea masiva, adaptan estas máquinas a sus propios procesos productivos, permitiendo grandes volúmenes de producción con una calidad estándar y un costo bajo, ya que no hay intervención humana o esta es acotada a procesos menores.
Finalmente, los vehículos autónomos son algo relativamente nuevo, pudiendo en ellos englobarse transportes automáticos para bodegas, automóviles, drones, misiles o cualquier equipamiento que se desplace sin necesidad de una guía humana. Se puede pensar que los primeros vehículos autónomos fueron misiles inteligentes en las décadas del 70 u 80. Sin embargo, los automóviles autónomos comenzaron su experimentación a finales de la década del 90 y primeros años del siglo XXI: ya en esos tiempos pudimos observar autos cargados de sensores, cámaras y servidores que intentaban seguir una ruta. Estos primeros pasos en la automatización de vehículos estuvieron llenos de problemas, forzando el desarrollo de tecnologías tanto en software como en hardware. Hoy los vehículos autónomos y la autonomía es una realidad, tanto en las grandes bodegas como en algunos automóviles de alta gama. Aún no los vemos de forma masiva en las calles, ya que la legislación siempre viene después de la invención.
Si estas tecnologías solo nos ayudan, parece no haber problema. Pero sí lo hay: la humanidad no luchará contra las máquinas por el derecho a vivir, lo hará por el derecho a trabajar.
A pesar de que aún podemos considerar estas tecnologías como emergentes, en algunas áreas ya están consolidadas, siendo confiables y predecibles. Hoy estas tecnologías evolucionan por sí mismas, convergiendo para desarrollar herramientas cada vez más poderosas que reemplazarán al ser humano en muchos trabajos; así tenemos que:
- La robótica ha eliminado empleos en el sector industrial por décadas y lo seguirá haciendo. Si agregamos a estos robots inteligencia, sus aplicaciones se vuelven infinitas y los veremos como soldados, policías, trabajadores, personal de compañía, de operaciones médicas e incluso diagnóstico, entre muchos otros roles que aún no hemos considerado.
- Los vehículos autónomos inteligentes reducirán la necesidad de operarios en bodegas, eliminarán la necesidad de taxistas, choferes de camiones, pilotos, etc.
- Las inteligencias artificiales reemplazarán los call-centers, abogados, profesores, asistentes, investigación y desarrollo, en general todo trabajo administrativo e intelectual.
La única razón de reemplazar trabajo humano por máquinas es que estas últimas salen más baratas.
Si gran parte de los trabajos los realizarán nuestras creaciones, ¿qué nos queda a nosotros? Es difícil saberlo, gran parte de los trabajos del futuro aún no existen, pero el ser humano deberá enfocarse en actividades cada vez menos masivas, donde el costo de colocar robots, inteligencias artificiales o vehículos autónomos sea mayor al beneficio obtenido.
Esto parece algo del futuro, una predicción de un mundo distópico. Lo cierto es que este proceso es irreversible, ya se han perdido millones de empleos y la curva solo será más pronunciada; para el año 2030 la tasa de desempleo mundial habrá pasado con creces el 10%, y tendremos más de 800 millones de desempleados. Para el año 2050 esta cifra solo aumentará. Así lo advirtió Xiaolan Fu, profesora y directora fundadora del Centro de Tecnología y Gestión para el Desarrollo, en el hemiciclo de la ONU en Nueva York. Allí indicó que «casi el 50% de empleos en países desarrollados y dos tercios de los que están en vías de desarrollo se verán afectados por el avance de la tecnología».
A pesar de que existe un gran número de informes y reportes que auguran un pésimo escenario para el empleo en las próximas décadas, no todo se deberá al reemplazo de la mano de obra por tecnología. Las masivas migraciones que se producirán por el cambio climático, las guerras y hambrunas serán factores que multiplicarán la crisis laboral.
No hay una solución simple para el desempleo, lo único que podemos hacer es adaptarnos a la realidad que nos tocará vivir, pero nunca olvidemos: «cuanta más inteligencia le damos a nuestras creaciones más estúpidos nos volvemos como especie».
Por A. D. Luca
Miembro ALCIFF
