Algo que tener presente cada vez que intentemos sumergirnos en una trama sobre nano-bots o nanomáquinas, es que el desarrollo del mismo ha de necesitar al menos tres elementos importantes para funcionar: energía, recursos y programación. Por tanto serán los puntos débiles ante una eventual amenaza de estos y nuestros protagonistas lo sabrán, o también por alguna razón imaginada por el autor, dichos protagonistas sean salvadores de una clase de conciencia naciente en esas maquinas.
Sobre la energía
La energía como fuente de los procesos para tu nanobot, tendrá otro comportamiento en escalas microscópicas, ten ésto muy presente, pues es distinto el comportamiento de, por ejemplo, la electricidad en nuestra escala, que llevarla a una escala nanométrica, así pues, el electrón puede teletransportarse de un punto A hacia un punto B, sin necesariamente la intervención de un conductor sólido; en escala microscópica la célula tiene su propia fuente de energía química, el trifosfato de adenosina o ATP. En Electrónica, lo más cercano a una pequeña escala que podemos ver a simple vista, es posible obtener energía incluso de un pulsador piezoeléctrico, haciendo una simple presión sobre el mismo, sí, esos pequeños parlantes planos de color bronce que vienen en los juguetes de sus hijos, sobrinos, o hermanos menores, podemos obtener pequeños voltajes con la a veces traviesa estática o las cada vez más comunes fotoceldas, la transformación de la energía térmica es otra buena opción, la inducción electromagnética que logra recargar de manera inalámbrica algunos equipos electrónicos de última generación y, aunque parezca increíble, un largo etc. pues podemos obtener electricidad de manera química o física, y claro a escalas microscópica, la materia misma podría ser usada como energía, pero no nos alargaremos más en esta descripción, pues si intentas usar una fuente de energía alterna, como antimateria, materia oscura, plasma ionizado, radiactividad, etc., deberás investigar su conducta en la escala que necesitas, te llevarás gratas sorpresas, créeme.
Sobre los recursos
En cuanto a materiales, los multifacéticos metales, podrían ponerse como primera opción ¡oye son robots después de todo, están hechos de metal! Pero considera que estamos a otra escala así que también tenemos otras opciones, ten en cuenta a los no metales, con todas sus propiedades, y así toda clase de compuestos ya sean sintéticos o naturales, aleaciones de metal-no metal y así, podemos darle a nuestros nanobots, características cáusticas, una dureza excepcional, resistencia al calor, etc. Hay muchos materiales en la industria actual que te sorprenderían. Sin embargo, debemos tener presente obligatoriamente dentro de este ítem el costo de cada uno, ya sea la dificultad para obtenerlo como su cantidad en el ambiente; no es lo mismo obtener un kilo de aluminio que unas onzas de oro, son diversos los costos técnicos detrás de cada uno, y algo para tener presente, es que la misma obtención del recurso también puede generar energía para el nanobot, la fricción de un cabezal de sondaje genera calor, y el calor es energía, el viento genera estática en los cables de alta tensión, y así un largo etc. de fenómenos físicos y químicos que podemos incluir como un plus en nuestra trama.
Sobre la programación
Básicamente debemos suponer al nanobot como una unidad ya programada, una pequeña computadora movediza con instrucciones simples que a la hora de unirse, lleven a cabo procesos más complejos, tal como un enjambre, dicho programa sería imperturbable no importando las condiciones. Es decir, si un nanobot está programado para atacar un cáncer, no supondría un problema a otras células del cuerpo. La instrucción se realizaría internamente, por el mismo nanobot, o desde el exterior mediante algún tipo de comunicación remota, o también tendríamos una clase de programación que adapte su conducta dependiendo de las condiciones, puede ser que el mismo se ponga agresivo dentro de un ambiente similar, como lo planteó Stanislaw Lem en su obra El Invencible. O adapte su conducta a una autoreplicante, dependiendo de la abundancia de una materia en particular, la programación puede ser determinante en la trama de tu historia. Un hackeo en el momento oportuno podría salvar a nuestros protagonistas, al mundo o al universo entero. Indaga bien sobre lenguaje binario o sobre el proceso que está llevándose a cabo para el desarrollo de las computadoras cuánticas las cuales pueden hacer procesos binarios de manera simultánea, es muy interesante.
Algunos ejemplos de tramas resumidas y sus impactos
Un ejemplo muy claro sería el ejercicio hipotético de un científico creando un tipo de micromáquina autorreplicante que use el plástico como material. Parecería una solución a la contaminación pero ¿qué costo energético tendría el proceso?, ¿en qué influenciaría al medio ambiente?, ¿creará más plástico para seguir creciendo?, ¿qué fuentes de energía necesitará?, ¿tendrá un comportamiento viral? A esto último, en casi todos los casos, la respuesta es un rotundo sí. Su programación eventualmente influenciada por un agente externo fallará y generará una trama interesante de hechos que envolverá al lector. Otro ejemplo sería algo más local, mas cercano, ¿qué te parece un nanobot creado en Chile?, el cual use cobre para auto replicarse en unidades transportables y con excelente valor agregado. Disminuiría el riesgo al cual se somete el ser humano en la gran y mediana minería, con un impacto positivo en la salud de los chilenos, pero imagina el desastre social de cientos de mineros sin empleo, el quiebre de la economía nacional y una multinacional llevándose el crédito, y las ganancias a una potencia extranjera. Recuerda que nos sucedió algo similar cuando crearon el salitre de manera sintética. Sí, una tecnología tan importante como los nanobots también tendría repercusiones sociales. Así como el celular ha cambiado nuestra forma de socializar con efectos tanto negativos como positivos. Esta tecnología es irónicamente muy parecida a lo que representa la humanidad para el planeta, con todo su potencial, tanto negativo como positivo. Un comportamiento viral que busca simplificar sus procesos tanto en la obtención de energía como material para seguir creciendo. Somos la culminación de la evolución y la criatura racional que cree dominar la tierra, pero ¿y si otro organismo sintético se convierte en nuestro verdugo o salvador? Las aristas crecen conforme variamos los tres elementos importantes anteriormente descritos.
Sobre su arquitectura principal
En cuanto a la estructura del nanobot, podemos imaginar un sinfín de opciones. En sus formas base podrían ser unidades vermiformes, esféricas o poliédricas, que imiten los sistemas de locomoción de formas de vida unicelulares o artrópodos; y en formas compuestas, al unificar dichas unidades, podrían adoptar diversas aspectos, con sistemas de locomoción únicos o también imitando a la naturaleza, que puedan conformar unidades especificas para una labor, o bien, adquieran las propiedades de un liquido, un gas o un sólido, dependiendo de las directivas de su programación y su necesidad de energía-materia. A nuestra vista, una clase de arena o líquido conformando toda clase aparatos y estructuras. Podemos imaginar dantescas formas de amebas extendiendo amenazantes tentáculos o ramificaciones, como también grandes estructuras cristalizando al frente de nuestros protagonistas.
¿A dónde podemos llevar todo?
Podemos imaginar toda clase de historias usando dicha tecnología. Pueden ser un aliado para concretar la mayor utopía humana, como también la condenación definitiva para una civilización. Puede eventualmente reemplazar nuestros propios cuerpos mortales en una transición evolutiva que nos lleve a un estatus de civilización tipo tres o cuatro en la escala de Kardashov. Así también imaginar una clase de peste tecnológica, denominada como la peste gris y, así mismo, nos devore lentamente siguiendo fríamente las directivas de su programación, mandando al carajo las cinco leyes de la robótica. Hay mucho potencial en máquinas tan minúsculas.
Mi nombre es Iván Salazar Villanueva, nací el 25 de noviembre de 1981 y he dedicado el tiempo de mi vida como técnico eléctrico y escritor. Mi tierra de origen es Vallenar, en la tercera región, y soy descendiente Diaguita (Los Alfareros). Actualmente estoy casado y soy padre de dos pequeñas hijas. Tengo un montón de proyectos en mente, pero la literatura ha sido mi foco desde 1999. He definido mis pasos rumbo al saber científico y tecnológico. No es que sea un erudito en dichos temas, sin embargo, éstos han definido mi forma de escribir y de pensar. He recogido de la vida los preceptos más útiles, los que me permiten sobrevivir en un medio recesivo al pensar y al reflexionar. Me tomo mi tiempo entre la vorágine de hacer y existir, de esta sociedad que se mueve a la velocidad de los datos, a la velocidad de nada. Eso soy: un instante entre eternidades, un milímetro entre distancias siderales, soy un escritor de utopías y entropías, de ficciones y realidades, de pesadillas y de sueños. Sí, estoy un poco desquiciado, pero de buena forma.
Muy interesante el artículo. Me gustó su enfoque práctico respecto de las posibilidades de esta temática, aunque soy de los que piensa que un buen cuento consiste en imaginar algo que salga de las posibilidades esperables. Y sin embargo, para hacer eso, debes tener claro cuales son esas posibilidades esperables, y tu artículo explica muy bien todo aquello. Eché de menos alguna referencia a Blood Music de Greg Bear, quizás la más ominosa historia que haya leído sobre los peligros de la nanotecnología, pero por supuesto, eso es un detalle, que queda como una recomendación de mi parte.
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