Rodrigo Juri es chileno, ingeniero agrónomo, economista y escritor de ciencia ficción. Fue becario de investigación en la Universidad de Sophia, Tokio. Cayó en la ciencia ficción gracias a Star Wars, en 1977. Poco después descubrió la colección de revistas Más Allá, que guardaba su tía, y desde entonces es un fan incondicional. En 1989 participó junto a Luis Saavedra en un fanzine de poca vida, donde publicó su primer cuento, «Como Peces en la Red», que con el tiempo también fue publicado en España, Italia y Francia (en esta última en una antología de CF latinoamericana). En el año 2007, participó como miembro del Comité Organizador de la Nippon2007, la Convención Mundial de CF que se realizó en Yokohama. Sus funciones fueron primero como «Fan Table Coordinator» y luego como parte del equipo encargado de la Ceremonia de Premiación. Esta experiencia fue la culminación de sus sueños de infancia. Comparte su vida con su esposa Ximena en el litoral central chileno. Su relato «One in a million» apareció en la revista estadounidense de ciencia ficción Clarkesworld. Ha publicado en 2019 su primera novela de ciencia ficción, El Último Horizonte de la Noche, y que está disponible en Amazon.
Entrevista a P.A. Cornell, por Rodrigo Juri
Nacida en Santiago de Chile, P. A. Cornell (seudónimo) vive en Ontario, Canadá. Es graduada del taller Odyssey para escritores de fantasía, ciencia ficción y horror, es miembro de la SFWA, ha asistido a numerosas convenciones del género y recientemente ha publicado un cuento suyo en Galaxy’s Edge, la revista de Mike Resnick, que es lo que ha motivado esta entrevista.
Q: ¿Puedes explicarnos el origen y significado de tu seudónimo?
R: El origen viene de mi niñez. Cuando tenía como nueve años yo creía que todos los escritores usaban seudónimos. Decidí que quería algo que era como mi nombre, pero no exactamente mi nombre. Así que usando mi segundo nombre y mi apellido materno (aunque un poquito modificados) cree mi primer seudónimo: Alex Cornell. Escribí cuentos bajo ese nombre hasta ser adulta. Por supuesto con el tiempo me di cuenta de que no todos los escritores usan seudónimo, pero para ese entonces ya era hábito. Luego pasé un periodo en el cual casi no escribí. Cuando empecé a hacerlo de nuevo y con miras a publicar profesionalmente, consideré usar mi nombre legal—lo cual hice cuando trabajé en periodismo—pero por tradición (además un poco por privacidad) volví a mi seudónimo. Pero lo cambié un poco reemplazando la primera parte con iniciales.
Q: Uno se pregunta si acaso es una buena decisión utilizar un seudónimo para desarrollar una carrera literaria. ¿Qué nos puedes decir de tu experiencia al respecto?
R: La decisión es algo personal para cada escritor. Yo creo que hay pros y contras en ambos casos. No es fuera de lo común ver que escritores usan un nombre distinto si escriben en géneros muy diferentes. Por ejemplo, si yo además de ciencia ficción escribiera novelas eróticas, podría confundir a mis lectores usando el mismo nombre. Pero algunos han logrado hacerlo. Y hablando específicamente del género erótico o de romance, muchos usan un seudónimo por anonimidad o porque es común usar nombres femeninos en el romance, por mucho que sean escritos por hombres. Y por supuesto que hay muchas otras razones para escribir bajo otro nombre. Lo que sí, hay que tener en cuenta que en el mundo en que vivimos es casi imposible que alguien motivado no encuentre tu nombre verdadero.
Lo otro que hay que considerar es que mientras más seudónimos se tienen, más redes sociales hay que mantener. Y también está la dificultad de decidir qué te van a llamar otros miembros de la comunidad literaria en persona. Son cosas simples, pero no sin importancia. Yo escribo bajo las iniciales “P.A.” pero cuando voy a convenciones incluyo “Patty” en mi etiqueta de nombre para que la gente sepa como dirigirse a mí.
Q: ¿Puedes hablarnos de tu vida en Chile y en Canadá?
R: Mi vida en Chile ha sido limitada. Me vine a Canadá de un año y medio, volvimos cuando estaba por cumplir nueve, y nos volvimos a Canadá de nuevo cuando tenía once. Después de eso he vuelto pocas veces, la última en el 2000. Así que puedo decir que soy bien canadiense a estas alturas. Teniendo en cuenta que también he estado rodeada de chilenos inmigrantes toda mi vida. Cuando llegamos a mediados de los setenta, la comunidad hispana en nuestra ciudad no era muy grande. Mis papás inicialmente fueron miembros del club italiano, ya que era lo que más se aproximaba. Pero después fueron parte de un club latinoamericano y así fueron formando parte de la comunidad, no solo con otros chilenos, pero con gente de todo Latinoamérica. Creo que fue importante para mi hermano y yo tener conexiones con gente “como nosotros.” En el colegio yo era la niñita extraña que llevaba sándwiches de palta. Me río ahora porque se han puesto tan populares las paltas aquí en la última década.
Volviendo al tema, crecí con un pie en cada mundo. Mis papás hablaron siempre castellano en la casa. Escuchaban música andina y al Temucano. De niños nos leían los libros de Papelucho, y la familia nos mandaba revistas Condorito. A medida que crecí también tuve disponibles los libros de Gabriela Mistral y Pablo Neruda. La casa se decoraba con figuras de greda de Pomaire, y cosas hechas de materiales como el cobre, lapislázuli y mimbre. Pero por supuesto mi vida fuera de mi casa fue muy canadiense. Creo que fue bueno haber vuelto a Chile por un tiempo en los ochenta para tener esa experiencia y fortalecer los lazos con la familia. Pero también agradezco haber tenido la oportunidad de hacer mi vida en Canadá, lo cual me ha abierto puertas que me han llevado al punto en que estoy en mi carrera.
Q: ¿Y cómo fue que llegaste a la literatura de horror, fantasía y ciencia ficción?
R: Yo diría que empezó con el cine y la tele. Mi hermano mayor siempre veía programas de ciencia ficción, fantasía, y horror. En esos días teníamos un televisor y como yo era menor, veía lo que el decidía. Crecí en un tiempo en que se popularizó la ciencia ficción en particular. Nací un par de años antes del estreno de La Guerra de las galaxias, y por supuesto vi esas películas, además de otras como E.T., Alien, The Terminator, y muchas más.
Siempre usé mi imaginación para crear cuentos, pero estas películas y programas del género ayudaron a inspirarme. El poder imaginar cualquier cosa, no importa cuán irreal fuera, me atraía.
Empecé a leer los grandes de la CF (Asimov, Le Guin, Dick, etc.) en la adolescencia. Y creo que empecé a escribir CF más en serio en ese entonces.
En esos tiempos, antes de que el mundo entero estuviera conectado por Internet, era más difícil aprender las técnicas de la literatura, publicar, o encontrar otros escritores con los cuales pudieras formar una comunidad. Para mí fue muy importante el descubrir que existía el taller Odyssey, que lo descubrí por casualidad. Leí un libro escrito por Jeanne Cavelos, quien dirige el taller. Al final del libro incluyó su email. Le escribí para comentarle algunas cosas de su libro y además mencioné que yo estaba escribiendo CF. Ella me escribió de vuelta una carta bastante larga. No recuerdo todo el contenido, pero sé que una de las cosas fue contarme que tenía este taller y que yo como escritora podría aplicar. Yo no tenía idea de eso en esos tiempos. No tenía experiencia como escritora. No había publicado nada y solo mi familia había leído mis escritos. No sabía de que cientos de escritores aplican y que solo aceptan quince. Si lo hubiera sabido, quizás no lo hago. Pero a veces ayuda ser completamente ignorante.
Q: ¿Cuáles son los escritores que más admiras?
R: No estoy segura como responder a esto. Hay muchos escritores que me gusta leer, pero no hay ninguno que me haga pensar “quiero escribir como ellos.” Porque en general pienso que no deberíamos hacer arte como otra persona, si no aportar algo nuevo, en lo posible. Por supuesto creo que todo lo que he leído a través de mi vida de alguna manera influencia lo que yo escribo. Pero en realidad estoy siempre tratando de encontrar mi propia voz y superar lo que ya he escrito antes. Y creo que eso es algo que nunca termina. Estoy en competencia conmigo misma.
Y de leer, son tantos los que me gustan que creo que si respondiera cien veces a esta pregunta podría dar distintos ejemplos cada vez. Eso incluye escritores que no escriben el tipo de cuentos que yo escribo, o que escriben en otros géneros. Por dar algunos nombres: siempre me han gustado Philip K. Dick, William Gibson, y Ursula K. Le Guin. Pero hay tantos escritores buenísimos, y en este momento parecen haber más que nunca. Por ejemplo, me encanta el estilo de Sarah Pinsker que ha escrito muchos cuentos y publicó su primera novela el año pasado. Aliette de Bodard también tiene un estilo que me encanta. Pero como digo, podría llenar la página de escritores más que dignos de leer.
Q: ¿Tu obra se ha visto influenciada por los temas e inspiraciones de estos artistas? ¿Algún ejemplo que quisieras destacar?
R: Por supuesto hay algo de influencia simplemente porque he leído. Empiezas a formar una idea en el subconsciente de lo que es la fantasía o ciencia ficción—una definición, o la forma que debiera tomar. Pero yo diría que me inspiran más las otras artes. Una foto o pintura pueden darme “la semilla” de una idea. Una película pésima puede inspirarme a escribir algo que yo considere mejor. Muchos escritores se inspiran con la música, y yo también. Y por supuesto la vida en general sirve de inspiración si te mantienes abierto a lo que te pone por delante.
Q: ¿Cómo definirías tu obra? ¿En qué géneros y subgéneros te gusta escribir? ¿Hay intenciones alegóricas, de crítica, estéticas, o escribes por el placer de escribir?
R: Yo no me pongo límites. Escribo más ciencia ficción que nada porque es lo que me gusta, pero también he escrito algo de fantasía y horror, y también cosas que no son de género. Y si un día decido escribir algo completamente distinto, lo haré. Nunca he dicho “de esta agua no beberé”. Leo de todo y hay muchas cosas que me gustaría escribir y quizás un día lo haré. En este momento lo que más escribo es ciencia ficción y fantasía “literaria,” que quiere decir, no tan removido de la realidad. Es nuestro mundo, pero con un poquito de magia, o con extraterrestres, etc. O si no, escribo de un futuro no tan distante. Pero la próxima semana podría inspirarme a escribir algo completamente distinto. Por lo general escribo por el placer. Escribo por querer saber cómo se va a resolver una historia. No me siento a escribir pensando en un tema o en un mensaje. Las ideas me vienen en forma de: “¿Qué pasaría si esto ocurriera? o ¿Qué si este tipo de persona estuviera en esta situación? ¿Cuál sería su reacción?”.
Q: ¿Incorporas elementos de tu herencia latinoamericana o de tu experiencia como mujer, o prefieres abordar temas o contextos más universales y cosmopolitas?
R: Eso es algo que he estado haciendo más últimamente. He escrito cosas de mi perspectiva como inmigrante, y he incorporado personajes chilenos en algunos cuentos. No creo haber publicado ninguno de esos todavía, pero es mi intención seguir incorporando esa parte de mi identidad, porque creo que es importante tener representación para todos en ficción. En Norte América por mucho tiempo si veías un hispano era mexicano o quizás puertorriqueño, porque esa era la experiencia estadounidense. No creo haber leído nada escrito en Norte América en CF que incluyera un personaje chileno. Yo crecí en un mundo en que tenía que explicar que Chile no era simplemente algo comestible y no tenía ese tipo de representación, por lo tanto, para mí es importante incluir eso. Pero también tengo la experiencia de ser una chilena removida de su país natal, que da otra perspectiva. Y como dices, siendo mujer tengo otra. No todos mis cuentos incorporan mi experiencia tan directamente, pero creo que todos los cuentos y libros llevan algo del escritor. Pero yo no creo que eso quite de los temas universales. Por ejemplo, mi cuento «Kiss it better» publicado en la revista Galaxy’s Edge, es del punto de vista que tengo como madre. Incluye detalles de un bebé que nace con problemas, lo cual es algo que viví con mi hija. Es directamente inspirado por mi vida, pero también es algo muy universal. Es un cuento que habla del poder del amor y de los sacrificios que los padres hacen por el bien de sus hijos. Y aunque el lector no tenga hijos, ha sido hijo o hija de alguien y puede tener una conexión al cuento por eso.
Q: ¿Algún secreto que nos puedas contar sobre tu receta para escribir? ¿Algún detalle interesante? (Por ejemplo, como es el espacio que usas para escribir, o los momentos, o las compañías humanas o no humanas, etc.).
R: No sé si hay secretos para esas cosas, por lo menos no algo universal para todos los escritores. Creo que en cierto modo el secreto es encontrar lo que funciona para ti como individuo y eso viene con la experiencia.
Para mí, solo necesito un lugar cómodo y callado, con harta luz natural si es posible—algo que no es siempre fácil de encontrar en este país de inviernos largos y poco sol. Y ayuda escribir acompañada de un gato.
Pero hablando en serio, no soy de las que cree en la idea de que los escritores tienen que escribir todos los días, sin falta. Si eso funciona para ti, excelente, pero no es algo que para mi es siempre posible, ni algo que siempre quiero hacer. Creo que es más importante saber cómo hacer uso de los momentos en que no estas escribiendo. También cuenta como parte de escribir, ir a caminar mientras piensas en una idea y tratas de resolver el problema que tiene un personaje. O sentarse en un parque a observar a la gente como para después poder escribir personajes más reales. Ese tipo de trabajo mental ayuda a que cuando finalmente te sientas a escribir lo haces de una manera más rápida y fácil. Yo puedo pasar unos días sin sentarme al computador, pero cuando lo hago escribo un cuento o capitulo completo. No creo que sería mejor sentarme por obligación y sacar a regañadientes 200 palabras al día que después tengo que eliminar porque son basura.
Q: ¿Que nos puedes contar de tus dos cuentos que han salido últimamente? Y me voy a adelantar señalando que «Vinyl Wisdom» ha recibido buenas críticas e incluso ha sido recomendada por varios electores para el Premio Nebula.
R: «Vinyl Wisdom» es algo que escribí cuando no pensaba hacerlo—un cuento que en un estilo muy punk insistió en ser escrito. Me enteré a través de mi grupo de escritores de que iban a publicar una antología combinando el punk con el futuro, llamada A Punk Rock Future. A mí siempre me ha gustado el punk, pero no me considero alguien que realmente sabe de música. Así que inicialmente no pensé que fuera algo acerca de lo cual pudiera escribir. Pero me quedó dando vueltas por días y de repente tuve una imagen de un punk envejecido, viviendo en un mundo del futuro muy distinto al de su juventud. Y me imaginé a su nieto, y las distintas experiencias de ambos. Y así de a poco se formó este cuento que habla de familia, de las diferencias entre generaciones, y de lo que significa el punk como movimiento, no solo estilo de música. «Vinyl Wisdom» fue mi primera venta a nivel profesional. Fue una excelente experiencia trabajar con Steve Zisson, el editor de A Punk Rock Future, quien vio desde el comienzo lo que yo quería hacer con este cuento. No todos los editores te incluyen en el proceso de editar, dándote la libertad de hacer cambios con tu propia voz, sin imponer la de ellos. Y yo creo que ambos quedamos muy satisfechos con el resultado. Y como dices, el cuento ha sido recomendado para el Nebula, lo cual no es lo mismo que una nominación, pero es gratificador saber de que otra gente lo ha leído y que les ha gustado lo suficiente como para decirle a otros que deberían leerlo, y quizás llegar a nominarlo. Pienso que aún me falta experiencia para llegar al nivel de ganarme un premio como el Nebula, pero esto me dice que voy en buen camino. Lo importante es siempre escribir el mejor cuento que puedes escribir en ese momento de tu vida—y ojalá el próximo sea aún mejor.
«Kiss it Better» fue escrito antes que «Vinyl Wisdom» pero publicado solo este mes. Con esta venta profesional me hice miembro de SFWA. Ya hablé un poco acerca de este cuento, pero puedo agregar que la idea fue simple: estaba pensando en cuando un niño tiene una herida y la madre le da un beso y le dice “sana sana” y el niño vuelve a jugar feliz de la vida. Entonces pensé que es como un poder que tienen las madres, y escribí esta fantasía en la cual es realmente un poder mágico. Cuando lo mandé a Galaxy’s Edge no estaba segura de que fuera el tipo de cuento que les interesara. Fue una sorpresa muy grata cuando Mike me contactó para decirme que quería comprarla. Mi experiencia publicando con ellos ha sido muy buena. Espero que sea solo la primera publicación con Galaxy’s Edge.
Q: Hoy en la ciencia ficción estamos frente a un importante esfuerzo orientado a incrementar la diversidad en el género. Cómo escritora mujer y de origen latinoamericano, ¿te has sentido alguna vez discriminada (en la ciencia ficción)?
R: No he tenido ninguna experiencia concreta de haber sido discriminada, por lo menos no que me haya enterado. Pero sé que ocurre, y no porque no haya tenido la experiencia personalmente dejo de creer que sea un problema. Por supuesto pienso que es algo importante y pienso que hay que hacer lo posible por promover las voces de gente marginalizada. Trato de hacerlo con actos tan simples como recomendar un cuento escrito por alguien de esos grupos, y también incluyendo personajes de esos grupos en mis historias si es posible. En parte también me ha llevado a tener curiosidad por escritores chilenos de ciencia ficción y fantasía. Me he encontrado más bien sola en ese sentido. Por supuesto, Chile ha tenido muchos escritores de renombre, pero no son tan conocidos los de estos géneros. Por eso yo me preguntaba: ¿dónde están los chilenos? ¿Por qué estoy leyendo CF de España, de México, de Argentina, pero no veo nada de Chile? Ese interés es lo que me llevó a descubrir a ALCiFF. Mis papás estuvieron en Chile el año pasado y les encargué libros de CF y F por chilenos. Tuvieron una gran aventura recorriendo Santiago en busca de eso y les costó encontrar libros contemporáneos. Pero me trajeron como cuatro al final. Le agradezco a la Librería Miskatonic por proporcionárselos. Me gustaría ver más chilenos en la SFWA y en la comunidad de CF en general, por lo cual estoy feliz de que exista ALCiFF. Y la idea es ayudar a que se conozcan estos escritores. Yo no tengo fama ni nada de eso, pero pienso que todos podemos ayudar en alguna forma, porque así todos salimos adelante.
Q: ¿Qué valor asignas al dominio técnico del arte (en este caso, la narrativa) a la hora de crear, escribir y publicar?
R: Es importante conocer algo de la técnica. Tienes que conocer lo básico por lo menos, ya que dejamos atrás hace mucho tiempo los años en que los editores te arreglaban el cuento. Ahora esperan que sea prácticamente publicable en el momento que lo reciben. Además, que solo cuando conoces las reglas, puedes saber cuándo es apropiado romperlas.
En estos tiempos hay muchas maneras de aprender estas técnicas. Hay libros, talleres, sitios web, videos en YouTube, clases en persona y online, etc. Pero lo mas importante es leer mucho. No solo cosas similares a lo que quieres escribir, pero también otras cosas. Y por supuesto es importante seguir escribiendo, porque así también vas ganando experiencia.
Con el pasar del tiempo te encuentras pensando conscientemente en la técnica mucho menos. A estas alturas yo escribo más que nada por intuición. Es solo en el proceso de editar que pienso más conscientemente en las reglas.
Q: En este sentido, participaste del Taller Odyssey. ¿Puedes darnos una breve reseña de que es el Taller Odyssey, cuales son su objetivos y funcionamiento?
R: Odyssey es un taller de seis semanas en el verano (del hemisferio norte, por supuesto), dirigido por Jeanne Cavelos, que es escritora y además fue ingeniero de NASA. Es como un curso intensivo de escritura de CF, Fantasía, y Horror en el cual hay que escribir cuentos (o capítulos de novela) los cuales son criticados por los demás escritores. Aplican estudiantes de todo el mundo. Yo fui el 2002, y fui la única aceptada de fuera de Estados Unidos ese año.
Todos los días hay clases dirigidas por Jeanne o por escritores de renombre. El año que yo fui fueron Charles de Lint, James Patrick Kelly, Elizabeth Hand, R. A. Salvatore, Thomas F. Monteleone y el agente literario Matthew Bialer. Se puede encontrar información acerca del taller y de los instructores en el sitio de Odyssey.
Las clases son acerca de los elementos de ficción. Graduados de Odyssey han tenido mucho éxito. Varios han ganado los premios más grandes del género. Otros han logrado vender suficientes libros como para llegar a categoría de “best-seller.” Algunos han creado sus propias revistas, como por ejemplo Beneath Ceaseless Skies.
Desde un país tan lejano como Chile, puede parecer inalcanzable algo como esto, y el costo no deja de ser. Pero ayuda a que hay unas cuantas opciones para becas, una de ellas proporcionada por George R.R. Martin. También existe Odyssey Online, que es una versión del taller que se puede hacer por Internet.
Q: Y ahora, ¿cómo fue tu experiencia personal en Odyssey?
R: Ya van casi veinte años desde que fui y sigo recomendando Odyssey. Para mí me ha dado un pie en la comunidad profesional, y me ayudó a mejorar mis habilidades como escritora. Creo que si no fuera por Odyssey no estaría donde estoy en este momento.
Además, hice buenos amigos. Todavía me comunico con mi compañera de cuarto de Odyssey. Ella me ha visitado con su familia, ya que su esposo tiene familia aquí en Canadá.
Y este taller también me dio la oportunidad de conocer escritores de renombre que de otra manera quizás no hubiera conocido. Este octubre pasado asistí a una convención y me encontré con Charles de Lint, escritor canadiense de fantasía. Después de tanto tiempo no esperaba que me recordara, pero Odyssey me proporcionó con la oportunidad de hablar con él, teniendo algo en común, y tuvimos una muy buena conversación durante la cual me recordó una historia divertida de Odyssey que yo no recordaba. Y también intercambiamos información acerca de nuestras últimas publicaciones.
Para mí, conectar con otros escritores es algo que me hace feliz y así vas naturalmente formando parte de una comunidad. Odyssey es parte de eso, porque cuando vives con otros escritores por seis semanas es casi inevitable. Además, estas trabajando intensamente en tu escritura y viendo lo que escriben otros.
Q: ¿Alguna anécdota que quieras compartir?
R: (Esto lo contesto un poco mas abajo cuando hablo de convenciones)
Q: Sobre convenciones y conferencias, a fines del año pasado apareciste en las “páginas sociales” de la revista Locus, precisamente en una convención. ¿Puedes contarnos algo de tu experiencia en convenciones de ciencia ficción, para que sirven y si recomiendas asistir a ellas si acaso es posible?
R: No he ido a tantas como otros escritores. La mayoría de las buenas están en Estados Unidos o, como la worldcon, cambian de país en país. Por el costo de viajar y ser madre de tres, no es tan fácil para mi asistir si no me quedan cerca. Pero puedo hablar un poco de eso.
La primera a la que asistí fue Readercon en Boston, Massachusetts, lo cual fue parte de ir a Odyssey. Es una convención pequeña pero ideal como una primera experiencia. Como anécdota, puedo decir que allí conocí a Octavia Butler. Estaba firmando libros y le pedí que me firmara uno que recién había comprado. Ella lo abrió y me miró raro, preguntando: “¿Quieres que lo firme…de nuevo?” Yo no entendía, y me mostró que yo había comprado una copia previamente firmada. Así que me sentí completamente estúpida frente a una de las grandes de CF, pero ahora me puedo reír. Me dio tanta lastima cuando murió, y me siento afortunada de haber tenido unos minutos con ella. Si no has leído sus libros, los recomiendo. Escribe extraterrestres de una manera tan única.
Pero volviendo a lo de las convenciones, esta última a que te refieres es Can*Con, que es la más grande de Canadá y ocurre anualmente en Ottawa. Fui invitada a ir por Derek Künsken, a quien conozco a través de un grupo de escritores. Además de ser escritor, él es uno de los directores de programación para Can*Con. Can*Con es pequeño comparado con algunas de las convenciones en Estados Unidos, pero eso hace que la comunidad que se encuentra allí es más manejable y si vas unas pocas veces empiezas a conocer a los regulares. Los paneles son informativos y encontré que estaba todo muy bien organizado. Este año también fueron anfitriones de los Premios Aurora, uno de los premios más grandes de CF y F en Canadá. Amigos míos fueron nominados y algunos ganaron. Uno de ellos fue Derek, que con su colega Marie Bilodeau, ganaron en la categoría “Best Fan Organizational.”
No voy a decir que es esencial asistir a una convención. No es algo que esté al alcance de todos. Pero si es posible, recomiendo asistir a la mejor que esté a tu alcance. Ayuda si eres sociable, pero de todas maneras es una buena experiencia para educarte acerca de la escritura y de la industria literaria, y también de conocer quiénes son las personas saliendo adelante en ese ámbito. Yo espero ir a Can*Con de nuevo, y asistir a DisCon III si es posible. Quizás me encuentre con algunos miembros de ALCiFF allí. Esta sería una convención mucho más grande de las que he conocido y otro tipo de ambiente creo, y es algo que quiero experimentar. Y Washington D.C. no me queda tan lejos. Además, me da la oportunidad de encontrarme con amigos escritores que no veo tan a menudo.
Q: ¿Algún famoso escritor o editor con el que hayas podido compartir en alguna de esas convenciones? ¿Alguna anécdota?
R: Hablé algo de eso. Siempre hay gente famosa o por lo menos conocida en la industria, pero no soy de los que buscan eso. Mi interés es conocer gente amigable, buena onda. No me importa si tienen fama o no, y por lo general soy super mala para reconocer gente. Tuve algunas interacciones con gente conocida en Can*Con y no me enteré hasta más tarde de que eran alguien de renombre. Pero de repente eso cae bien porque es una conversación honesta y sin interés mayor que ser sociable.
Q: Talleres, convenciones, revistas y asociaciones. La ciencia ficción como comunidad de escritores y aficionados. ¿Qué piensas de esta gran familia? ¿O es un ghetto? ¿O es una hoguera de las vanidades?
R: Pienso que como casi todo, encuentras lo que tú mismo proporcionas. He tenido la buena fortuna de formar amistades con gente que aprecio mucho. Trato de poner energía positiva en mis interacciones con esta comunidad y por lo tanto he recibido de esa misma energía. No es perfecta la comunidad. Hay cosas que hay que mejorar, como la diversidad, pero hay mucha gente buena y trato de rodearme de ellos y de formar parte de eso y contribuir de una manera positiva. Pienso que esa actitud solo tiene beneficios. Así tienes a quienes hacer preguntas o a quienes recurrir por ayuda si tienes algún problema. Hay muchos con más experiencia que yo y he encontrado que la mayoría están dispuestos a ayudar. Gente como Gareth L. Powell quien se dedica a ayudar a los escritores novatos por Twitter. ¿Pienso que es importante hacer eso y preguntarse ¿Cómo puedo contribuir yo de la misma manera? ¿Cómo puedo ayudar a los con menos experiencia u oportunidades que yo?
Q: También eres miembro de la SFWA. ¿Puedes contarnos acerca de lo que es la SFWA y que se necesita para pertenecer a ella?
R: SFWA es la organización profesional de escritores de CF y F. Para ser miembro hay que tener por lo menos una venta profesional en una de las revistas o imprentas que reconocen. Hay una lista en el sitio de SFWA. Con tres ventas de un total de por lo menos diez mil palabras, puedes hacerte miembro activo. Ser miembro tiene varios beneficios. No sé si los conozco todos ya que he sido miembro por menos de un año. Pero uno de ellos es Griefcom que es la parte de la organización que ayuda a resolver problemas profesionales que pueden tener los escritores. Por ejemplo, si no has sido pagado por una venta. También hay mucha información acerca de cosas como contratos. Y por supuesto está la comunidad, en la cual puedes participar en las discusiones del momento o hacer preguntas. Además, son los miembros de SFWA quienes nominan y votan por el Premio Nebula. Hay un costo asociado con ser miembro, pero creo que vale la pena.
Q: ¿Que sientes cuando escritores famosos como McEwan o Ishiguro niegan escribir ciencia ficción o fantasía, aunque, desde una perspectiva formal, pareciera que es precisamente lo que están haciendo?
R: La escritora canadiense Margaret Atwood ha hecho lo mismo, aunque para mi The Handmaid’s Tale es CF. En realidad, no entiendo esta actitud. Las obras de género son igual de importantes que cualquier otras. Son metáforas que tratan de los mismos temas. Y además le proporcionan la oportunidad al lector de dejar atrás el mundo cotidiano por un momento e imaginarse en situaciones que de otra manera serian imposibles. No me da vergüenza escribir lo que escribo, me da lástima ver que algunos se privan de esa experiencia porque no la entienden. Su mundo es mucho más pobre y limitado que el universo en que yo habito.
Q: Sobre fantasía y ciencia ficción chilena. ¿Has tenido la oportunidad de leer algo?
R: Como digo, muy poco, pero estoy poniéndole empeño. ¡Sigan escribiendo!
Q: ¿Algo que quieras reflexionar respecto del estado del arte en Chile?
R: Creo que estoy demasiado removida de eso como para poder comentar con autoridad. Pero sé que hay menos oportunidades de vender cuentos y libros de CF y F de las que hay en Norte América y espero que eso vaya cambiando y de que los escritores chilenos puedan empezar a ganarse algunos pesos con sus obras.
Q: Finalmente, ¿cuándo vienes a Chile? Cuando eso pase, ¿te gustaría reunirte con otros escritores y aficionados del país?
R; No sé cuándo será. Ojalá pronto. Este mes se cumplen veinte años que no veo la cordillera y tengo familia allí que solo conozco de fotos. Querría llevar a mi esposo e hijos algún día si es posible. Y de todas maneras me gustaría reunirme con otros escritores allí.
Rodrigo Juri, 2020.